Historias (V)
Fecha: 18/12/2017,
Categorías:
Dominación
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Cuando se presentaron ante mí, de rodillas, les ate los brazos a la espalda un poco mas arriba de los codos, eso hizo que sus pechos salieran hacia delante, las senté en las sillas casi al filo, ate las manos por las muñecas en él ultimo travesaño del respaldar con lo que sus cuerpos se inclinaron hacia delante, ate los tobillos a las patas delanteras de la silla. Estaban magnificas, las piernas abiertas enseñaban sus coños, las tetas ofrecidas colgaban ligeramente. Les coloque las mordazas de bola, no quería que si gritaban alertaran al personal del rancho. Ana se resistió un poco, con una bofetada se calmo, me gustaba su oposición y rebeldía, me excitaban. Quedaron fantásticas con las mordazas, sus labios se apretaban alrededor de las bolas, una pequeña argolla en su frente dividió las tiras de cuero en dos partes que aguantaban ambos lados de la bola, sus ojos resplandecían algo ocultos con las tiras de cuero. Por fin las tenia como yo quería, ofrecidas e indefensas. Comprobé los pechos pellizcándolos levemente, los de Michelle aperados algo pequeños, bien formados aureola pequeña y graciosa, pezones erectos, unas ligeras pecas salteaban su piel entre ellos. Los de Ana, llenos, pletóricos redondos con la aureola más intensa, también tenían los pezones erectos, la muy puta se había calentado con los preparativos, sus ojos negros me miraban inquisitivos, provocándome. Tome unas pinzas en las manos se las enseñe, se las coloque en los pezones, estaban unidas por una ...
... cadenita, Michelle gruño un poco, pero no se podía mover, con Ana hice lo mismo. Me retire un poco, la visión de ambas superaron todas las expectativas. Ellas movían la cabeza hacia mí, veía el miedo en sus ojos, me encantaba, fui poniendo pesillas en cada cadenilla, sus pechos se combaban con el peso, sus pezones se estiraban hasta lo increíble. Mirándolas me desnude y tome la fusta. Bien perras, ahora que estáis preparadas voy a divertirme un poco con vuestro dolor, --dije a la vez que daba algunos fustazos suaves en el interior de los muslos, de vez en cuando intercalaba alguno mas fuerte, la piel de ambas empezó a cambiar de color. Los pechos estaban cada vez mas estirados por el peso, también di algunos golpes en la parte superior de los pechos, aunque ellas intentaban forcejear estaban bien sujetas y solo conseguían que se les movieran las pesas aumentando su dolor. Gruñidos y llantos se escapaban levemente por las mordazas. Extasiado, quite las pesas y las pinzas, aun no había terminado, masajee los pechos, los bese y chupe, también los pellizque con diversos grados de intensidad. Me gustaba como ponían la cara, como suplicaban con los ojos. --Debéis acostumbraros a este tratamiento, me encanta, solo para mi placer, os lo aplicare a menudo.-dije sonriendo. Ahora vamos a disfrutar de un nuevo juego, empuje la silla de Ana de manera que quedaron frente a frente, volví a colocarles las pinzas en los pezones pero con la particularidad de que la que pellizcaba el pezón izquierdo de ...