1. EL ESPOSO DIABETICO NO SE LA COGIA… Y ELLA QUERIA


    Fecha: 07/12/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... cada vez mas caliente. Ángela tenía ganas de coger y había que satisfacerla. No había tocado para nada su ponche pero Ángela es de esas mujeres que se excitan hasta el orgasmo solo con estimular sus senos y los pezones y poco a poco ella solita abría las piernas. Puse mi mano sobre su rodilla derecha y lentamente, lo más lentamente que podía hacerlo, fui subiendo mi mano en busca de su tesorito, por debajo de su falda, hasta que por fin toqué el resorte de su pantaleta. Comencé entonces a acariciar su ponche por encima de su ropa y estaba empapada de sus jugos, esos jugos de mujer ganosa de coger y que Abdón, su esposo, no satisfacía. Sus ojos estaban ya con esa expresión que me encanta de excitación, y la besé en la boca de nuevo, luego besé su orejita y succioné el lóbulo al mismo tiempo que con mi mano exploraba ya su vagina en directo. La tenia muy mojada y despedía un aroma rico de verdad, ya que a veces los hombres somos medio pendejos y no somos capaces de ir sintiendo la cantidad de coas que pasan en el cuerpo de una mujer cuando se calienta. Succionaba el lóbulo de su orejita y al mismo tiempo sobaba su clítoris haciendo a un lado los pocos vellos que tenia Angelita ya que es morenita y por naturaleza, es de poco vello púbico, a diferencia de mi esposa que es blanca y casi dos veces por semana yo mismo le rasuro el ponche hasta dejárselo como de niñita, que es algo que me excita. En ese momento decidí que yo mismo le rasuraría la zona púbica a Angelita pero por lo ...
    ... pronto había que cogérsela y hacerla gozar mucho si es que quería yo que se enculara de cómo me la cogía y siguiera siendo mi amante. Ella se puso de pie y se bajó la pantaleta hasta medio muslo y con un movimiento de sus caderas terminó por sacársela por completo. Era lindo tenerla ahí, con los senos al aire y con su falda únicamente, sabiendo que debajo de esa falda estaba un tesorito ganoso de verga. Le sonreí y la volví a sentar en mis piernas y comencé entonces con la mano izquierda a sobar su clítoris y con la mano derecha sobaba sus hermosas nalgas, duritas y firmes, y me imaginaba al pobre de su esposo haciéndose una chaqueta mientras su mujer, Ángela, deseaba que se la metiera. Luego me enteré que por la diabetes, el esposo había “fallado” a la hora buena y quizá por eso, como se lo dije a Ángela, había buscado cogerse a la otra mujer y aunque no lo crean, la fui convenciendo durante las siguientes veces que cogimos, que perdonara a Abdón, y que por sus hijos buscara que su matrimonio se fortaleciera… con mi ayuda sexual si era necesario… y tan lo entendió bien que siguen juntos aunque ella y yo seguimos cogiendo de vez en cuando, platicamos sobre cómo va su vida matrimonial y ella no solo acepta mis consejos sino que me ha traído al esposo a consulta… ¡Cabronas que son las mujeres! Era grandioso estar sobándole por un lado el clítoris y por el otro acariciándole el ano mientras seguía succionándole tanto el lóbulo de la orejita como los pezones, y en mis dedos sentía ...