Inmigrante (03)
Fecha: 07/12/2017,
Categorías:
Infidelidad
Grandes Series,
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... ligeramente el glande con los dientes. -¡Ten cuidado, me estás haciendo daño con los dientes! -Perdóname. –Atinó a decir. -Como no pongas más atención, voy a tener que castigarte. Venga, chúpamela bien. -Sí, ya sigo. Volvió a metérsela de nuevo, pero no le entraba toda, por lo que sujeté su cabeza y forcé más la entrada. Le dieron más arcadas y volvió a sacársela con un nuevo roce de los diente. -Pero ¿Es que no sabes mamar una polla? ¿Tengo que enseñarte cómo hacerlo? Vístete, lárgate y vuelve cuando hayas aprendido. -Por favor Jomo, perdóname. Te prometo que aprenderé. Nunca he visto una cosa tan grande. Enséñame para hacerlo como a ti te gusta. -¿Qué te enseñe para aprender?, ya lo creo que aprenderás. Aprenderás o tu culo no te va a permitir sentarte hasta que lo hagas. Me senté en una banqueta que había en el mismo baño y le ordené que se colocase sobre mis piernas para recibir el primer castigo. Coloqué su culo bien en posición y le hice separar las piernas. Acaricié sus nalgas con suavidad y le solté un golpe con todas mis fuerzas en uno de los cachetes. -AAAAAHHHHH -¿Tampoco sabes cómo recibir un castigo? ¿Sólo sabes quejarte?... -Perdóname. No lo volveré a hacer. Volví a pasar la mano por su culo, bajando hasta pasar los dedos por su coño y recorrerlo en toda su longitud. Mi sorpresa fue que estaba más que excitada. Los labios ya estaban entreabiertos y al final, su clítoris sobresalía como un pequeño pene. -¿Te gusta que te castigue? Como no decía nada, tuve ...
... que darle un fuerte golpe, al tiempo que le decía: -¡Responde cuando te pregunte! ¿Te gusta que te castigue? -Sí, pero sobre todo, me gusta sentirme tuya. -¿No prefieres ser de tu marido? -Mi marido es muy buena persona y muy trabajador, pero no ha entendido nada de mí. Tampoco se ha preocupado mucho. En los 10 años que llevamos de matrimonio, jamás me ha levantado la voz ni me ha dicho nada, a pesar de que he hecho cosas mal para enfadarlo. -Mi padre era militar, aunque no de carrera. En mi casa impartía más disciplina que en el propio cuartel. La más leve falta, según sus ideas, era motivo suficiente para ponernos sobre sus piernas, remangarnos las faldas y bajar la braguita para darnos fuertes palmadas en el culo. Mis amigas eran hijas de militares también, y se encontraban en situaciones parecidas. Cuando conocí a mi marido, pensé que sería como mi padre y que me sentiría protegida y arropada por él, pero nada más lejos de la realidad. -¿Y no has encontrado a nadie, en estos años, que sepa cómo tratarte? -Solamente tú. -Pues te falta mucho por aprender. Creo que este será el primero de muchos castigos. -Espero se digna de…. PFFFFFF. Otro golpe con todas mis fuerzas, seguido de un descanso, sin que emitiese el más mínimo sonido. Repetí la acción dos veces más en cada lado, y cuando terminé, levanté la vista y me encontré con que la criada estaba mirando extasiada desde la puerta, con la bandeja de la comida en la mano. Pero en cuanto se dio cuenta de que la había visto, ...