LA TRAVIESA DE MI SOBRINA II - Relatos Eróticos

LA TRAVIESA DE MI SOBRINA II

mordisqueo y succiono, primero el derecho, luego el izquierdo… que deliciosos están. 
La bajo de mí y la pongo de rodillas sobre el sillón, apoyándose sobre el respaldo, con sus piernas separadas. Me coloco detrás de ella, la sujeto de las caderas y la penetro despacio, hasta que toco el fondo de su vagina, entonces comienzo a bombearla despacio, arreciando mis embestidas poco a poco. No sé si Araceli este dormida aun con todos los jadeos y gritos de su madre y no me importan al contrario, más me excita el pensar que podría estar espiándonos, por lo que la bombeo con fuerza. Pareciera que Betty lee mi pensamiento, voltea hacia las escaleras esperando ver a su hija gimiendo con fuerza, pero no aparece. Se la saco y le digo a mi hermana que se siente sobre el sillón, me paro en frente de ella, le separo las piernas al máximo y se la meto sin piedad, bombeándola enseguida con fuerza. Para la oscuridad ha de ver sido toda una escena excitante y lujuriosa ver a mi hermana así, completamente desnuda, con las piernas separadas mostrando todo culo y concha abierta, siendo penetrada por un gran trozo de carne, con sus tetas bamboleando a cada embestida, jadeando y gimiendo de placer como una ramera.
-Me tienes como toda una , bien abierta y a tu placer. Sigue, sigue, dame tu leche manito, lléname.- Me dice Betty.
Pero no pienso llenarle la concha que es mía de por sí, la voy a marcar como marcan los perros su territorio, pero lo haré con leche. Así, la bombeo con fuerza, más y ...

 más hasta que antes de venirme, se la saco y exploto fuera de ella, alcanzando su cara, sus tetas, abdomen, vientre. Con la mano le embarro por su cuerpo mi leche, sin dejar ni un centímetro. Betty solo mira con una sonrisa en sus labios, sus manos toman mi leche y siguen esa labor, embarrar mí leche por todo su cuerpo. Leche que aún tengo en mis testículos y que esa noche es para ella.
-¡Ven, chúpamela!- Le digo y ella obedece como becerrita hambrienta.
Se hinca frente a mí y me la comienza a chupar con ansias, hambrienta y con lujuria, tomándose un poco de lo que aún quedaba. Me la chupa, la lambe a todo lo largo hasta mis huevos que chupetea uno a uno. Vuelve al trozo y chupa con ansias sin que permita ponerse flácido.
-¿Te hacía falta la leche de tu papi verdad?- Le pregunto con cierta ironía de dominio, ella solo me mira y sonríe.
Sigue chupando manteniéndomela dura. La separo de mí y le indico que se ponga de rodillas sobre el sillón, separando las piernas y de espalda a mí. Ensalivo mis dedos y le meto el dedo medio en su cola, se lo saco y meto varias veces, luego le meto en índice, haciendo lo mismo, no por mucho tiempo. No deseo dilatárselo mucho, quiero que sienta dolor cuando la penetre. Tiene su culo duro y apretado aun.
-¿Que apretado lo tienes Betty?- Le digo.
-Mi cola nada más es tuya manito, de nadie más, ni de mi marido.- Me contesta.
Le saco los dedos y le apunto mi verga en su culo. Despacio comienzo a metérsela hasta que termina por perderse toda ...