1. Caliente relato de sexo anal narrado por una amiga


    Fecha: 04/12/2017, Categorías: Anal Autor: FattaAdela, Fuente: CuentoRelatos

    ... dormido y no hace caso del mensaje del chofer. Estoy nerviosísima; me atrevo a lanzarle una rápida mirada observando por unos momentos su hermoso rostro. Es guapísimo. No alcanzo a comprender qué fue lo que lo impulsó a fijarse en una chiquilla como yo, pero me congratulo que lo haya hecho. Me siento húmeda, completamente empapada entre las piernas, pero me da pena levantarme al sanitario del autobús para limpiarme, prefiero hacerlo cuando la luz ya esté apagada. Pero si pensaba que ahí había terminado todo, estaba muy equivocada. Apenas arrancó el autobús y se apagó nuevamente la luz, aquél hombre se cambió de nuevo a un lado de mi asiento. -Acompáñame al asiento de atrás –me susurró al oído- Me da pena decirlo, pero ni por un instante pasó por mi mente negarme a hacerlo. Como impulsada por un resorte le obedecí de inmediato sin pensar en las consecuencias de lo que estaba haciendo. Ante mi absoluta e incondicional disposición, apenas nos sentamos él procedió a desabrochar nuevamente mi blusa. Temblorosa y presa de los nervios yo le ayudo para evitar que me rompa la ropa. -Quítate el brassier –me dijo con palabras apenas audibles- Con la blusa puesta, pasé mis manos por detrás de mi espalda y desabroché el brassier. Mis pechos hinchados afloraron de inmediato temblorosos y ansiosos; él se sumergió entre ellos y empezó a besarlos y a acariciarlos delicadamente, sin apretarlos y sin lastimarlos. Cierro los ojos y disfruto intensamente las sensaciones que me provocan sus ...
    ... caricias. Una de sus manos vuelve a palpar mis muslos acariciándolos por debajo de mi falda y empieza a subir lentamente hasta posarse en mi enardecido sexo. Sus dedos se mueven levantando ligeramente el borde de mis pantaletas y se introducen entre los labios de mi vagina hasta localizar nuevamente el botoncito de mi clítoris. Siento que vuelvo a humedecerme y tengo la sensación de que mis jugos resbalan hasta mojar mis nalgas, pero ya no le doy importancia, me dedico a disfrutar el momento sin importar lo que suceda. Sus dedos pasean por mi sexo esparciendo mis jugos y lubricando sus dedos que ahora toquetean el orificio de mi ano; sus caricias me vuelven loca y no veo la hora en que me penetre. Enardecida levanto mi cuerpo en busca de sus dedos, suplicándole que me los introduzca. No puedo más, empiezo a jadear sin control. Y entonces, sintiéndose dueño de la situación, toma una de mis manos y la coloca sobre su miembro, por arriba del pantalón. -Sácala –me ordena- Temblando de nervios empiezo a bajar el cierre de su bragueta. Cuando termino de hacerlo, él levanta su trasero y se baja los pantalones y la trusa hasta la rodilla. Mis ojos, acostumbrados a la obscuridad, logran distinguir en la penumbra las dimensiones descomunales de su enorme miembro. - Cógela, te va a gustar –me dice dándome un besito en la comisura de mis labios- Tomo su miembro entre mis manos y percibo que también se encuentra empapado por sus líquidos pre seminales. La aquella barra de carne caliente y ...
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