1. Nunca sabes cómo acabará la noche


    Fecha: 23/11/2017, Categorías: Primera Vez Voyerismo Autor: Lauer, Fuente: CuentoRelatos

    ... erección subía a través de sus pantalones. Era hora de perder las bragas, ahora o nunca, me dije. Me agaché entre sus piernas frente a él y con mis pulgares me las saqué lentamente. Estaba tan cerca de ella que podía comprobar la pugna que había en el interior de sus pantalones. Cuando las tenía a la altura de mis rodillas, me fui poniendo en pie. Su cara de sorpresa y satisfacción me sorprendió. Estaba a punto de sacármelas del todo cuando Carla vino hacia mí muy apresurada, susurrándome al oído que no estaba permitió el desnudo integral. Ponte las bragas rápidamente, fue su última frase antes de volver con su cliente. Fue muy embarazoso. Estaba desnuda ante un desconocido y no se podía hacer. Me agaché rápidamente y casi sin que se diera cuenta me las subí. Parecía decepcionado por habérmelas puesto de nuevo. Me senté de nuevo sobre él y le susurré al oído que no sabía que estaba prohibido. Riendo insistía en que me las quitara otra vez. Susurraba con picardía que las normas están para saltárselas. Pero ante mi negativa aceptó. Estábamos sentados frente a frente con mis piernas colgando sobre las suyas. Notaba perfectamente su erección contra mi coño en cada uno de mis movimientos. Yo seguía bailando en su regazo y contestaba a sus preguntas. Estábamos en esas cuando descubrió por mis respuestas que era una mujer casada. Era una clienta que aún no sabía cómo había acabado allí. Y fue cuando empezó a mover sus caderas excitándome enormemente. Me gustó la forma que tenía de ...
    ... moverse, así que seguí hablando con él. La canción terminó y Carla se marchó dejándonos solos. Tan pronto como habían desaparecido aparté un poco mis bragas para mostrárselo. Sonrió y presionó más contra mí. Abrí hacia un lado un poco más las bragas. Me sentía cómoda, excitada y por eso creo que aparté totalmente las bragas exponiendo mi área más privada solo para él. Curioseaba sus ojos mientras lo hacía. Nuestras miradas finalmente se cruzaron. Asintió con la cabeza y se reclinó tanto como el sillón se lo permitió. Acaparó con sus manos mis nalgas y me alzó tratando de ver mi coño lo mejor posible. Le dejé recrearse un buen rato. Finalmente me levanté y recostándome sobre él, presioné mis pechos contra su cara como despedida. Me dio el dinero que me había ofrecido y se despidió. De vuelta junto a Javier comencé a contarle todo lo que había vivido. Comenté el incidente en el que Carla me había avisado demasiado tarde que no podía desnudarme totalmente. Me sonrojé cuando me preguntó si me había visto el coño y le golpeé el hombro llamándole cerdo. Pero otra vez lo preguntó y tuve que decirle que sí, ruborizándome aún más. Quiso saber si había disfrutado y fue cuando me di cuenta que sí, que me había gustado. Pero le recordé que fue el quien lo había provocado. Había estado tan nerviosa que no me había dado cuenta de ello. Necesité ir al baño. Supongo que además de mi facilidad por visitarlos con cierta frecuencia, los nervios por lo vivido ayudaron. Estaban situados muy cerca ...
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