1. Súper puta


    Fecha: 22/11/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... al niño en la escuela. En el camino de vuelta la furia se apoderaba de mis impulsos, pero la calentura se convertía en charquitos de flujo en mi bombacha, y no me da apuro confesar que tuve que detenerme en una plaza para serenarme. Me senté en un banco y, no pude controlar a mi mano que se hundió bajo los elásticos de mi bombacha para comprobar que me ardía la concha, me palpitaba con latidos irresponsables y que el clítoris se me endurecía de solo imaginarme rodeada de los cuerpos de esos degenerados abusando del mío. Me levanté como si terminara de resolver un enigma, me compré unos chicles en un kiosquito y regresé a mi casa. Claro, antes de entrar comenzaron los habituales piropos. ¡hola mamita, no querés un matesito de carne bebota?! ¡yo ya no sé cómo ponerme para no mirarte ese culo mamita! Es que tenés una carita de que querés pija que me puede! ¡seguro que tenés marido vos? Digo porque esas tetas piden una buena chupada! Yo no podía meter las llaves en la cerradura de lo nerviosa que me ponían. Pero, en medio de la confusión, la ira, de lo chorreada que estaba y de los temblores en mi cuerpo, fui con la idea de increparlos, de amedrentarlos, o al menos que se den cuenta de que así no eran las cosas. Apenas me vieron con chispas en los ojos en la puerta del departamento que estaban alistando, dejaron todo y, uno de ellos solo me pidió disculpas. El pintor, sin embargo dijo: ¡yo te juro que si me hacés un buen pete te hago una reina! El más grande dijo: ¡a mí no me ...
    ... digas nada, que la que anda escotadita, moviendo la cola y con carita de viciosa sos vos! No alcanzo a comprender por qué, pero en un momento de euforia les dije: ¡qué mierda quieren de mí alzados de mierda?! Entonces, seis manos decididas se agolparon en mi cuerpo. Me llevaron al interior del depto donde me manosearon completa, me dejaron la blusita sin un botón, me desabrocharon el corpiño, me metieron dedos en la boca, me deshicieron el peinado al alborotarme el pelo, me nalguearon mientras me bajaban el jean y me taparon la boca cada vez que intentaba pedir auxilio. ¡callate perrita, si te morís por sentir una pija en esa conchita… mirá cómo te mojás la chabomba pendeja!, decía el grandote al palpar mi sexo sobre la tela húmeda, mientras el pendejo me chupaba las tetas, y el pintor me hacía tantear su bulto diciendo: ¡vajame el cierre putita, dale, y sacala, así me hacés una pajita… mirá la carita de petera que ponés guachona! Cuando lo hice presa de un goce que me perturbaba, el pibe me obligó a escupirme la mano, y entonces sí me pidió que lo pajee. Los otros dos entretanto me estiraban los pezones con sus bocas y dedos, y me apoyaban sus bultos durísimos en el culo, donde solo se sostenía mi bombacha, ya que el grandote me arrancó el pantalón. De repente yo estaba con las palmas abiertas contra la pared, con las piernas separadísimas y con los tres husmeando en los aromas de mi conchita y mi culo, estirando mi calzón y buscando introducirme dedos en la vagina. Gemían, me ...