La reeducación de Areana (11)
Fecha: 28/08/2019,
Categorías:
Dominación
Lesbianas
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
Elena recibió a Marta en la puerta de entrada al edificio y la librera, después de devolverle a Areana, le preguntó: -¿Va a ser posible tener otra vez a esta preciosura? –y en su rostro se dibujó la ansiedad con que esperaba la respuesta. -Claro que sí, siempre que la nena lo haya pasado bien. –contestó Elena y le preguntó a la sumisita: -¿Lo pasaste bien, putita? -Sí, señora Elena… Muy bien… -respondió la niña, que permanecía en la posición correcta, con las piernas juntas, la cabeza gacha y las manos atrás. -Bueno, en ese caso ya arreglaremos para que usted la tenga otra vez, Marta. -¡Muchas gracias! –exclamó entusiasmada la librera. Luego ella y Elena se despidieron con besos en las mejillas y Elena llevó a la niña de regreso al departamento. -Estoy muy caliente, perrita… ¡Muy caliente!... Me puse así mientras te imaginaba cogiendo con esa mujer… -dijo mientras la excitación brillaba en sus ojos. –Vamos al dormitorio. –ordenó y tomó de un brazo a la niña. Una vez en la habitación, Areana sintió que en realidad estaba cansada después del encuentro sexual con la librera y hubiera preferido irse a dormir, pero su conciencia de sumisa le recordó que ella no tenía derecho alguno a hacer su voluntad y entonces obedeció cuando Elena le ordenó que la desvistiera. Sabía cómo debía hacerlo y comenzó por arrodillarse y quitarle las zapatillas, luego los zoquetes, después el jean celeste debajo del cual no había bombacha, y por último la musculosa negra, único velo para las tetas. A ...
pesar de su cansancio Areana notó que la desnudez de Elena la estaba excitando y se entregó a un beso apasionado en cuanto sintió los labios de la hembra sobre los suyos. Mientras ambas lenguas pujaban por prevalecer una sobre la otra en ardoroso combate, Areana sintió ambas manos de Elena en su cola, con dedos que le aferraban con fuerza las nalguitas. En ese momento Elena echó atrás su cabeza y le dijo: -Me lavé bien la concha y el culo para esperarte, pendeja, así que vas a poner a trabajar esa lengua de putita que tenés… -y se tendió en la cama de espaldas, con la cintura sobre la almohada doblada en dos. Areana imaginó lo que Elena quería y amagó con desnudarse, pero la mujer la detuvo: -No, no te saques la ropa… Me excita verte vestida de colegiala y con el collar y la cadena… ¡Vamos!... ¡a trabajar, perrita! Areana se arrodilló entonces entre las piernas de Elena, flexionadas y bien abiertas, y sintió que la situación la calentaba cada vez más y hacía que se olvidara de su cansancio. Acercó su rostro a la concha y la besó, deslizando después su lengua de arriba abajo por los labios exteriores una y otra vez, mientras metía sus manos debajo de las nalgas y las sostenía algo elevadas. En esa posición su lengua tenía acceso tanto a la concha como al ano y empezó por la concha. Hundió su lengua entre los labios externos y apenas un par de segundos de lamidas bastaron para que Elena comenzara a gemir y a verter flujo, que la niña bebía con avidez. -Así, grandísima putita… ...