Atrapado entre gigantas tercera parte
Fecha: 17/08/2019,
Categorías:
Fetichismo
Autor: tupulgarcito38, Fuente: SexoSinTabues
... desistir, pero mi instinto de supervivencia prevaleció y seguí enloquecido tratando de rasgar el calcetín. Al fin el éxito coronó mis esfuerzos. Conseguí abrir un agujero por el que pude deslizar mi cuerpo. Me encontraba ahora sobre el estante. No podía ver nada, pero temblé al maginarme a la distancia que debía encontrarme del suelo. Sin embargo, yo soy un científico y sabía que la gravedad depende de la masa. Siendo mi peso en aquel momento tan pequeño la caída no tendría tan graves consecuencias como en circunstancias normales. Pese a esta consideración el miedo me atenazaba mientras tanteaba el borde de la estantería con mi diminuto pie, y no me decidía a saltar. "De todas formas –pensé- antes o después mis compañeras van a matarme, estoy seguro. Y sabía que sería de alguna forma terrible, de un pisotón o aplastándome entre sus dedos, o. quién sabe, a estas alturas ya me esperaba cualquier cosa de aquellas gigantescas sádicas. Si había de morir casi mejor matarme estrellándome contra el suelo. Este pensamiento me decidió. Cerré los ojos, apreté los dientes y salté. Estuve en el aire lo que me pareció una eternidad. Al fin sentí el violento impacto contra el suelo y el segundo siguiente tomé conciencia de que estaba aún vivo. Comprobé que tenía contusiones y magulladuras por todo el cuerpo, pero mis huesos habían resistido, como yo esperaba. Me puse en pie. El aire fresco y limpio que respiré fue como una bendición del cielo. ¡Estaba libre! Ahora tenía que conseguir salir ...
... de allí. Me encontraba en el suelo de la habitación de mi amiga Mishell, un tanto desorientado en la oscuridad. Tenía que encontrar la puerta. la gigante roncaba en su cama, con unos sonidos que me parecían sobrenaturales, pero que me orientaron al recordar la distribución de la habitación. Tenía que dejar la titánica cama a mi derecha, según me alejaba del estante del que había caído. Por fin divisé la débil luz que se filtraba por la rendija de debajo de la puerta. Corrí hacia ella, ansioso por comprobar si mi diminuto cuerpo podría pasar por aquella rendija. Era un agujero realmente estrecho, pero sin pensármelo dos veces me tumbé y comencé a introducirme en él. Como estaba desnudo, la puerta y el suelo arañaron terriblemente todo mi cuerpo. Gemí de dolor, pero continué luchando y luchando hasta que lo logré. Permanecí tumbado, exhausto, unos minutos sobre el frío suelo de mármol del pasillo del Centro de investigaciones biológicas. De varias partes de mi cuerpo brotaba sangre, de las numerosas heridas que me había producido al cruzar aquella ranura. Afortunadamente ningún corte parecía profundo. Al fin fui levantándome poco a poco, reflexionando sobre cuál sería mi próximo movimiento. Todos los pasillos del Centro permanecían iluminados durante la noche, aunque la luz era muy débil. Mi primer pensamiento fue ir al laboratorio y tratar de alguna forma de recuperar mi tamaño normal, de forma que hacia allí me encaminé, sabiendo que la distancia que normalmente recorría en ...