1. Follando con papá y mamá


    Fecha: 16/08/2019, Categorías: Sexo en Grupo Sexo Duro Tabú Autor: deniadaniya10, Fuente: xHamster

    que se lo merece. ¿Qué era lo que me iba a hacer? Me pregunté con algo de terror pero no tuve tiempo de hallar una respuesta porque se me escapó un gemido casi tan alto como los que antes habían dado ellos cuando mi madre, sin ningún pudor, se metió mi pene en su boca. ¡Qué gusto! Nunca antes, nadie me la había chupado. Esa era la primera vez y era una experiencia que, de verdad, merecía la pena. Se la metía y la sacaba, se la volvía a meter y se la volvía a sacar. Sus labios rozaban todo mi pene y podía notar como su lengua se movía dentro de su boca para tocármelo todavía más. ¡Qué placer! Se la metía hasta el fondo, podía sentir a la perfección como mi glande traspasaba su campanilla y se introducía en las profundidades de su aparato digestivo para, después, volver a salir. Mientras tanto, mi padre no se quedó quieto. Acariciaba mi cuello y mis omoplatos. Sin separar su pene de mi culo, sus manos fueron bajando por mis costados hasta que las dejó en mi cintura donde me agarraron y me atrajeron más aun hacía él. Me dio besos muy suaves y tiernos en el cuello con los que fue bajando por mi columna vertebral hasta llegar al lugar donde comienza mi culo. Para mi sorpresa y estupor, si es que todavía podía sorprenderme, puso sus manos en mi trasero y separó mis nalgas dejando el hueco necesario para que su boca pudiese continuar besándome. Sus labios llegaron hasta mi ano y, después de un último beso, mi padre lo lamió. ¡Qué delicia! Los dos estaban agachados para mí, dándome ...
     el mejor placer de mi vida. Mi madre chupaba, chupaba y volvía a chupar. De vez en cuando, me miraba y me sonreía y yo, como buen hijo, le devolvía la sonrisa. Mi miedo se pasó y la vergüenza también. Aquello era divertido y lo pensaba disfrutar. Mi madre comenzó a acariciarme con una mano las piernas mientras me chupaba el pene. La piel de sus manos era suave y cálida. Acarició mis pies, mis rodillas, mis piernas y mis testículos. Jugó con ellos un poco, sopesándolos y delimitando su forma para saber cómo eran. Al mismo tiempo, mi padre comenzó a juguetear con un dedo en mi ano. Nunca en mi vida se me había ocurrido tener algo con un hombre, y menos con mi padre, pero esa vez no me importó. Me dejé hacer y sentí como su dedo se iba deslizando lentamente hacía mi interior. Al contrario de lo que siempre había imaginado, aquello no estaba tan mal.- Venga, métemela.- Me dijo mamá dejando de chupar y recostándose con las piernas abiertas sobre el sofá. Me quedé otra vez sin saber qué hacer, quieto y mirando el coño abierto de mi madre. Fue mi padre el que me apremió con un leve empujón a continuar con aquello. Sin saber muy bien cómo hacerlo, me agaché sobre mi madre intentando no aplastarla y sin preocuparme de colocar mi polla. Fue mi padre el que, muy caritativamente, se preocupó de agarrarme el pene y colocarlo en la posición óptima para que yo pudiese meterlo. Di un suave empujón, con algo de miedo a hacerle daño, y mi pene entró. ¡Qué gustito! Nunca había tocado nada igual. ...