1. madre y hija


    Fecha: 16/08/2019, Categorías: Tabú Autor: lujuria69, Fuente: xHamster

    ... Mariela que prefería que lo hiciera enmi casa, con un conocido, y no en cualquier lugar con un desconocido.En mi cuarto me quité el vestido que había llevado a la cena,también el sostén, y me puse mi camiseta de dormir que es blanca,sin mangas, y apenas me cubre el trasero. Me acosté pero no podíadormir; se me venía a la mente la imagen de Alberto y enseguida la demi hija que a pocos metros de donde estaba yo tenía sexo con su novio.En eso la escuché gritar muy fuerte, y luego quejidos y un llanto. Penséque podía pasarle algo de modo que salí silenciosa de la habitacióny me aproximé al living a espiar. Mariela estaba ahora en posiciónde perrito, desde atrás Matías la sujetaba por las caderas y ledecía "aguanta, aguanta un poco más", pero mi hija gritabacomo si la estuvieran desgarrando. Su rostro estaba transfigurado por el dolorpero su novio no se detenía, e impulsado hacia delante apoyaba el pechoen la espalda de mi hija montándola por completo.Volví a mi cuarto y me metí bajo las sábanas. Los gritosseguían y mi calentura iba en ascenso. Me quité las bragas y empecéa masturbarme. Con una mano acariciaba mis pezones por debajo de la camisetay con la otra me froté el clítoris. Lancé un suspiro. Teníala concha húmeda, me metí el dedo índice y mayor, mientrascon el pulgar seguí frotando mi clítoris.En el living los ruidos continuaban. Ahora los dos gritaban, decían cosaspropias del acto sexual, podía imaginarme todo lo que estaban haciendoy alimentaba mi excitación. Aceleré el ...
    ... movimiento de mis dedos,los hundí muy rápido, furiosamente, sentí venir mi orgasmoy lo liberé con un grito en el que explotó toda mi calentura yme hizo arquear el cuerpo sobre la cama. En ese momento me di cuenta de quela casa estaba en silencio, y que mi alarido final debió escucharse entodas partes.Me quedé quieta largo rato, relajándome, hasta comprobar que losruidos no regresaron. Mi hija y su novio debían estar durmiendo. Entoncesme levanté a buscar un poco de jugo, porque tenía la gargantaseca.Estaba yo de pie en el comedor a oscuras sirviéndome un vaso de jugocuando Matías apareció a mi lado. Estaba completamente desnudo.No pude evitar admirar su cuerpo enorme recortado en las sombras, atléticoy velludo. Y aunque tenía el miembro relajado, me pareció de unlargo y un grosor impresionante. Le colgaba entre las piernas como un trozode manguera. Además tenía toda la piel retraída por loque el glande estaba expuesto.-Adriana, quiero agradecerle que no haya regañado a Mariela ni a mípor lo que estábamos haciendo -me dijo en voz baja.-Qué va, ustedes son jóvenes y hacen bien en disfrutar -respondítratando que no me temblara la voz- No te preocupes.-De verdad quiero agradecerle -insistió él, dando un paso haciamí- No todas las madres son tan comprensivas como usted.Me causó gracia que me tratara de usted y se lo dije.-Me haces sentir más vieja -le reproché con una media sonrisa.-Le debo el respeto que usted se merece -dijo él, que seguía serio.-En todo caso -agregué poniéndome ...
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