1. Necesito consejo


    Fecha: 11/08/2019, Categorías: Infidelidad Hetero Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... de los que estaban follando cerca. Me puse el camisón “de guerra”, porque yo también duermo con pijama. Cuando entraste me estaba haciendo un dedo, y cuando noté tu polla más dura que nunca, tenía que aprovechar la ocasión. Luego, cuando me dijiste que no te habías tomado las pastillas, pensé en que tenía otra oportunidad, por eso te las di. ¿No te extrañó? -Sí, porque su formato era distinto, pero como tomo unas vitaminas y dijiste que las habías comprado tú, pensé que serían de otro laboratorio, como me pasa a veces. Ahora tengo claro por qué se me ponía dura tan pronto y tantas veces. Todavía no se me han pasado los efectos, por lo que veo. -Eso te lo voy a arreglar en un momento. Apartó la ropa de cama y empezó a lamer mi polla con placer pero no con técnica. Cuando llegó al capullo se lo metió en la boca, mientras cogía el tronco con una mano, se metía y sacaba el glande de la boca como si estuviese follándosela con él, al tiempo que su mano subía y bajaba pajeándome. Intenté tomar la cabeza con mis manos para guiarla, pero el dolor al moverme me hizo desistir, por lo que tuve que darle alguna indicación. -Ooooooh. Métetela entera, chúpamela bien. Ella lo intentaba, pero escasamente se metía algún centímetro más. -Mmmmmm. Los huevos, chupa y acaricia mis huevos… Con buena voluntad, acarició mis huevos, pero ni la postura ni mi situación eran propicias para colocarse bien. La mujer hizo lo que pudo, que para mí, comparado con lo que tenía de antes que era nada, fue ...
    ... muchísimo, por lo que no tardé mucho en correrme. En ningún momento retiró el glande de su boca, y se tragó todo lo que salió. Cuando ya no quedaba nada y la había dejado limpia, fue al baño a lavarse y yo me quedé dormido. Me despertó mi mujer suavemente, avisando de que ya estaba la cena, que debía tomarla ahora que estaba caliente y que debería tomar un calmante para pasar la noche tranquilo. Así lo hice. Cenamos cada uno lo de su bandeja. Ella me ayudó a tomar un poco de caldo y la pastilla, dejándome una tortilla y un yogurt sin tocar, y luego cenó mientras la miraba, después de insistir mucho en que fuese al restaurante con los vecinos. Luego puso un silloncito junto a mi cama, se sentó, apoyó su cabeza y sus brazos sobre la cama y se quedó mirándome en silencio. -Duérmete. –Me dijo. -Llevo durmiendo toda la tarde. ¿Por qué no me la chupas un poco para relajarme y dormir mejor? -No cambiarás nunca. Eres un cerdo y lo seguirás siendo. Yo no tenía ganas, pero quería tantearla, así que lo dejé y me dediqué a dormir. Al día siguiente lo pasé en la cama acompañado alternativamente por mi mujer, Sofía y Julián, que me hacían compañía a ratos. No ocurrió nada en especial. Con Sofía aclaramos más puntos sobre lo que había pasado, Julián, lo mismo. Me pidió nuevamente perdón, y tuve que decirle que yo habría hecho lo mismo si me encuentro a un hombre desnudo que abre la puerta de nuestra habitación, estando mi mujer dentro. Mi mujer también me pedía perdón. Que no había pensado en lo ...