Nuestro naufragio
Fecha: 10/08/2019,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos
... durante largo tiempo, aunque apenas pude sacarle unas gotas de leche. En fin, todo apuntaba a que practicásemos un pseudocanibalismo, ya que, excepto nuestra carne, la totalidad de nuestros fluidos era susceptible de ser devorada por cualquiera de los dos. Cuando el sol estaba en todo lo alto, Vanessa me habló: "Luis, ¿vendrán a rescatarnos?"; "Sí, estoy completamente seguro, vendrán"; "Bueno, oye, me voy a dar un chapuzón... huelo a meado que apesto, ¿vienes, Luis?"; "No, Vanessa, no me apetece, ve tú"; "Vale, me vestiré, no quiero que cuando vengan me encuentren desnuda y en el agua, ¿dónde estará mi bikini?" Vanessa comenzó a buscar su bikini: las dos piezas debían estar muy desperdigadas. Por fin encontró el top; metió sus tetas dentro de las copas e hizo un gracioso nudo en medio de éstas con las tiras; más trabajo le dio el pequeñísimo tanga, que también encontró y se puso levantando una pierna y luego la otra. Vanessa se encaminó hacia el mar; yo la observaba: la redondez de su culo y tetas, su perfecta cintura casi sin pliegues, su melena morena ondulada, su carita de rasgos finos "Ah", pensé, "muchos hombres han soñado en perderse en una isla desierta con una mujer bella como esta, bien, aquí está, el sueño realizado, ¿y ahora... que?" Vanessa salió del agua toda mojada. Su piel morena brillaba bajo el ardiente sol. Avanzó unos pasos por la orilla hacia mí, que estaba desnudo tumbado sobre la arena contemplando el celeste cielo veraniego. Levanté un poco la cabeza ...
... y la vi a mis pies. Llevaba la parte de arriba del bikini anudada en mitad de las tetas; la parte de abajo era un tanga que insinuaba la forma de su coño, incluso la hendidura de su rajita. Vanessa se inclinó sobre mi apoyando sus brazos en la arena a ambos lados de mi cuerpo, acercó su cara y me plantó un húmedo beso en los labios. No pude resistirme a tirar de uno de las tiras que componían el nudo de su sujetador playero, y las grandes tetas de Vanessa se liberaron hasta rozar mi torso. Esto la excitó. Mi polla estaba tan dura que a horcajadas como estaba ella sobre mí, se introdujo en el estrecho resquicio entre el tanga y su piel y, casi sin esperarlo, en la holgura de su tibio coño; entonces ella gimió y comenzó a contonear sus caderas. Esto prometía. Le iba a echar un polvo de campeonato. Tomé sus carnosos glúteos con mis manos y la ayudé a subir y bajar a buen ritmo. Vanessa se mordisqueaba el labio inferior a cada empuje. Su cintura, su tierna barriga me llevaban al éxtasis. "Ah, Vanessa, me voy a correr", dije en un suspiro; "No, Luis, espera, no, no puedes... espera"; dicho esto, expresado como una orden, Vanessa soltó la presión de su chocho en mi polla, descabalgó, se acuclilló entre mis piernas, se introdujo mi inflado miembro en la boca y, tras cinco avances seguidos de sus labios sobre éste, mi semen se vertió en su boca. Vanessa, por supuesto, siguió cabeceando y gimiendo, hasta que sorbió hasta la última gota, pues sin agua y sin comida ese sería su único ...