1. El secreto de Rita Culazzo (segunda parte)


    Fecha: 28/07/2019, Categorías: Incesto Infidelidad Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos

    ... todos. Yo conseguí anotarme algún modesto triunfo, en cambio mi madre y mis primos lo único que consiguieron fue una ligera borrachera. Ya cerca de la medianoche, papá decidió abandonar la mesa tras un concluyente bostezo: –Ya me cansé de ganarles –dijo con tono altivo–, me voy a dormir porque si no mañana no me levanto. No se acuesten muy tarde, recuerden que salimos temprano. Acto seguido, se despidió y subió a su habitación. –Bueno… creo que yo también me voy a dormir –dijo mi madre minutos después mientras intentaba pararse; lo hizo con cierta dificultad y esto provocó su risa. –¡Ahh nooo! –exclamaron mis primos casi al unísono. –Todavía es temprano, y hoy es nuestra última noche –suplicó Daniel. –Está bien, pero no tomo más –dijo ella y se volvió a sentar a la mesa. –Una más… sólo una más –insistió Daniel. –Bueno, pero sólo una más –dijo mamá en medio de una risotada. –Tengo una idea… ¿Tienen un par de dados? –preguntó Daniel. –Traé los dados –me dijo mi madre. Yo obedecí. –Juguemos al Strip Dice –dijo mi copeteado primo. –¿A qué? ¡Ese juego no existe! –dijo mi madre sin poder dejar de reírse. –Pues entonces lo acabo de inventar… Sólo tiramos los dados y el que obtenga la suma menor debe quitarse una prenda. El que queda desnudo pierde, ja ja ja. –¡Yo juego! –gritó Lautaro alzando su mano. Mi madre detuvo su risa un momento, pensó y finalmente dio su opinión: –Ok, juguemos. Luego propuso que jugáramos en parejas: mis dos primos por un lado y ella y yo por otro. Yo ...
    ... no podía creer que cayera tan fácil en la trampa. Estaba claro que lo único que buscaban mis primos era desnudarla, y el juego de dados no era más que una medida desesperada y poco sutil. Para colmo llevaba puesto su vestidito suelto, así que mis primos no necesitaban más que un par manos afortunadas para descubrir su intimidad. Sin embargo, sabiendo de sus reservadas costumbres, no me sorprendía que ella conociera muy bien las intenciones de sus sobrinos y por eso mismo aceptara el reto. De esta manera podía calentarlos a placer –incluso delante de los ojos de su propio hijo, lo cual era aún más morboso– asegurándoles material para una infinidad de pajas. Recién allí tomé consciencia de que si lograban desnudar a mi madre, también me desnudarían a mí; y no creía estar preparado para observar el cuerpazo desnudo de mamá sin tener una reveladora erección. Esto me hizo temblar como luna en aguas inquietas. Parecía que nuestros jóvenes huéspedes se iban a salir con la suya; sin embargo, la suerte jugó de nuestro lado. Nuestros lanzamientos fueron mejores que los de nuestros rivales en todas las ocasiones. En apenas cuatro rondas ellos estaban en calzones mientras que a mamá y a mí no nos habían podido despojar de una sola prenda. –Yo diría que perdieron, salvo que quieran quedar totalmente desnudos –le dijo mi madre a sus sobrinos en forma jactanciosa–. Es hora de ir a dormir –concluyó luego. Ellos se miraron con pesadumbre y volvieron a vestirse en silencio, derrotados, como ...
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