1. Preñada


    Fecha: 07/11/2017, Categorías: Voyerismo Infidelidad Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... muslos. —Quiero todo contigo Alhelí, me gustas harto —le oí decir luego y ya no hubo duda. Me estremecí. No podía mantenerme al margen, preocupado por ella, pensé en entrar y parar aquello, pero... Alhelí se apartó y habló. —Mira, desde que desapareció Emilio, varios de sus amigos se la han pasado “perreándome” y, ¿sabes qué...? Al parecer ella misma iba a frenar eso. —...me he puesto a pensar —Alhelí continuó—, si tantas son sus ganas les voy a dar chance, pero les va a costar. No va a ser de a gratis. Oír aquello me dejó helado. ¿Cómo podía hacerlo? ¡¿Cómo era capaz?! Posteriormente pude escuchar sus razones: —Lo que me pagan en el restaurante es una miseria, con eso no me va alcanzar para darle educación a mi hijo. Y él es lo único que me queda de Emilio, mi hijo. Quiero lo mejor para él. —¡Está chingón! —comentó el rústico y, casi inmediatamente, sacó su billetera, al mismo tiempo que preguntaba por la cantidad solicitada. En poco, ambos se hallaron desnudos. Una vez se hubo hecho el pago, aquel facio se le fue directo a penetrarla, sin embargo, Alhelí le dijo que primero se la chupara para así lubricarla. Fue de tal forma que aquél ignaro hombre se dio el gusto de lamer la pelambrera femenina. —Hmmmta, te hiede bien rico —comentó aquel obsceno. —¡Emilioooo! —gritó en éxtasis ella, seguramente recordando a su ausente esposo. Luego fue el turno de aquel ventajoso quien fue sorbido en su masculinidad. Alhelí se entregaba, totalmente lujuriosa y apasionada, a su tarea de ...
    ... succión. Chupó y chupó aquel fuste de carne produciendo los sonidos más morbosos. Antes de que aquel miembro se introdujera en el sexo de ella, Alhelí lo requirió entre sus tetas. El falo resbaló entre aquellos montes de carne patinando con facilidad entre ellos, gracias al líquido pre-seminal que ya escapaba por la punta del tolete. Mientras ella gozaba de aquella acción, a mí me invadía el miedo al ver que poco faltaba para que aquel bellaco se le sentara de plano en su redondo vientre. ¡¿Qué acaso no pensaba Alhelí en que su hijo podía ser aplastado al tener así a aquel hombre encima?! Parecía que ella sólo pensaba en ser penetrada y así fue: El hombre, colocando sobre sus hombros las curvilíneas piernas femeninas, se abrió paso. Más primate que humano, aquél la arremetió con repetidos y rudos movimientos de mete y saque. Sin pensar en el bebé que adentro aguardaba, horadó el henchido cuerpo femenino. Yo ya no quise ver más. Me alejé de aquel cuartito de madera prometiéndome despedir a la furcia que había resultado ser aquella malagradecida chiquilla. Sin embargo no pude hacerlo. Al fin ver aquello me había animado, sabiendo ahora que ella estaba dispuesta a todo con tal de ganarse algo de dinero extra. Por tanto le hice una oferta económica para que me dejara dibujarla desnuda y ella aceptó. Adapté el cuarto de mi hijo para dibujarla allí. Moisés estaba en la capital, ya que allá realizaba sus estudios, así que no habría problema en que yo usara, por unos días, ese espacio. ...
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