1. Una fiesta de disfraces


    Fecha: 06/09/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cambiar el agua al canario -el servicio de abajo estaba hasta los topes- y le dije que me subiera un whisky en cuanto pudiera. El tiempo pasaba y el whisky no llegaba, así que me asomé y lancé un voz: "Por favor, alguien que me suba un whisky con Seven-Up". Al cabo de un rato vi que alguien al lado mía ponía mi whisky junto al equipo de música. Miré hacia ese alguien y allí estaba ella. Carmen, sonriéndome, me dijo: -Aquí tienes tu whisky. ¿Algo más? -No, gracias. -Vale, entonces iré abajo otra vez. Carmen se dio la vuelta con la intención de irse. "íNo, capullo, dile algo! -pensé-, ¿no ves que se va ir otra vez y la vas a perder definitivamente?". Me armé de valor y le dije: -íNo, espera! ¿Te importaría hacerme compañía un rato? Aquí estoy muy solo. -No, al contrario, me encantaría. "Le encantaría, ha dicho que le encantaría", y me puse más contento. -Perdóname por lo de antes. Sé que fui muy brusco, pero me estaban llamando -continué diciéndole. -No te preocupes, lo entiendo. Pero... -¿Qué? -Por subir un poco más tarde a tu amigo no le hubiera pasado nada. -No, si ahí llevas razón. Es que a veces soy muy... -¿Cortado? -Bastante. -Sí, pues bien que mirabas desde arriba cómo bailaba. -Me has cogido. Pero si te diste cuenta, cuando mi amigo se puso a bailar contigo corté la música. -También de eso me di cuenta. ¿Por qué te crees que he subido yo el whisky? -¿Quieres decir que...? -Que te lo iba a subir tu amigo y le dije que no, que el whisky lo subía yo. -Carmen, yo... ...
    ... -intenté decirle que me gustaba, pero no me salieron las palabras de la boca. -íSsssh! -me calló poniéndome un dedo en los labios-. No hay nada que decir. Tus ojos lo dicen todo. Y me besó. íY qué beso! Me agarró con sus manos la cara y metió su lengua en mi boca. Yo le respondí como podía, pero para mí que me iba a ahogar y todo, porque no me dejaba ni respirar. Mientras tanto mi mano derecha fue a su pierna, y empecé a pasarla de arriba a abajo, lentamente, sintiendo la carne que había debajo de ese maillot, y en un momento de debilidad absoluta subí tanto la mano que llegué hasta su entrepierna, y palpé los labios de su coño frotando uno de mis dedos con ellos. -íEh!, ¿qué haces? -me dijo, y cuando la miré su rostro reflejaba asombro y deconcierto al mismo tiempo. -Perdón, me he dejado llevar. No sabía..., no quería hacerte eso. -No mientas -ahora su cara mostraba una amplia sonrisa-. ¿Quieres tocarme el coño? -¿Cómo? -dije sorprendido de su repentino cambio. Sin hablar, y sin dejar de mirarme fijamente a los ojos, se quitó su estúpido maillot delante de mí. Y pude ver que debajo de éste no había nada, apareciendo completamente desnuda ante mis ojos. Luego se sentó de nuevo en la silla, se abrió de piernas y con sus manos jugó a abrirse y tocarse su conejito. -¿Qué, te animas? -me preguntó. Sin apenas creerme lo que estaba haciendo Carmen decidí que si ella me dejaba yo no iba a ser el tonto, así que me arrodillé delante de ella y mi lengua comenzó a explorar aquella rosada ...
«1234...»