1. Una fiesta de disfraces


    Fecha: 06/09/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... le soltaba alguna indirecta. Pero cuando se nos vieron las cartas del todo fue cuando, sonando una canción de la banda sonora de Dirty Dancing, me sacó a bailar. La tía bailaba pá sus muertos y yo no sabía cómo seguirla, pero de pronto, en una de las partes lentas, se me acercó, me puso una mano atrás un poco más arriba de mi trasero, tiró de mí hacia ella, y comenzó a frotar su entrepierna con la mía. Noté que aquello, junto con las voces de los cabrones de mis amigos que nos vitoreaban y nos decían cosas del estilo de "ála, ála, de pie, hacerlo de pie", me ponía a cien, y pronto me vi intentando zafarme de Carmen para que no notara mi paquete, que se había crecido desmesuradamente. Lo malo fue que me despegué de ella tan bruscamente que se me quedó mirando con una cara muy rara, para mí que pensando que yo era un capullo. Y esa fue la impresión que di, porque aquella chavala me estaba pidiendo guerra y yo voy y me corto. Afortunadamente, mi colega me llamó para que subiera arriba y lo reemplazara poniendo música. sto me sirvió de escusa para decirle que lo sentía, pero que tenía que subir a encargarme de la música. En parte lo entendió -y eso que no era la verdad-, y me dejó metiéndose entre medio de los allí presentes. Desde arriba, donde se encontraban los equipos de música, -parte a la que no se podía acceder, ya que el dueño nos puso eso como regla número uno si queríamos hacer la fiesta, que nadie excepto nosotros tres subiera a las plantas de arriba-, yo podía ver lo ...
    ... que pasaba abajo, por lo menos en la parte del patio. Mis ojos no hacían otra cosa que buscar a Carmen. Ya estuviera hablando, bebiendo o bailando, no perdía detalle de lo que hiciera. Y pronto noté que me gustaba demasiado. Pero ya no había nada que hacer, pensé, porque tal y como había quedado antes... La fiesta continuaba y yo tenía que darle marcha. Vi entonces que la gente de abajo se abría y que Carmen se quedaba sola bailando, en el centro, poniendo caliente al personal, con su manía de pasarse sus manos por todo su cuerpo dibujando el contorno de su silueta. En uno de sus movimientos miró hacia arriba, hacia mi posición, y yo la sonreí, y entonces se acercó a uno de mis amigos y lo sacó, bailando con él tan pegada que la gente se puso a vitorear y a gritar otra vez. La única diferencia con lo de antes fue que éste no se cortó ni un pelo y sus manos lo palparon todo, desde su culo hasta sus pechos. Pensando que la tía era una calientapollas intenté olvidarme de ella, pero no pude, y en un momento de rabia paré la música. Los dos se quedaron parados -que era lo que yo buscaba- y la gente me empezó a silbar. Me asomé hacia abajo y les dije que lo sentía, que se había soltado un poco de cinta y que ahora lo arreglaría, que mientras, que fueran a tomarse algo. Asqueado de mí mismo cambié de cinta al cabo de unos segundos. Como me quedaba bastante tiempo allí arriba me recliné en mi silla y me olvidé un poco de la fiesta. Pero entonces vi al dueño de la casa, que subió para ...
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