El orgasmo de Charo
Fecha: 07/11/2017,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos
... cinta con la que la bata se pegaba a mi cintura, y ésta cayó al suelo desmadejada sobre mis pantuflas; después estrujé sus tetas entre mis manos y me incliné para mordérselas. Creo que esto la excitó, porque se agachó y recibió mi polla, con su amoratado glande, entre sus labios, y luego la recorrió entera con su lengua dejándomela baboseada para poder chuparla mejor, y eso hizo, avanzar y retroceder por encima de mis carne hasta que eyaculé dentro de su boca."... "¡Para, para, Germán, me estás poniendo cachonda!", interrumpí escandalizada su relato. Me dijo que de eso se trataba, de ponerme cachonda, puesto que a un orgasmo no se llegaba sin un calentamiento previo. De todos modos, me advirtió de que su casa no saldría sin esa experiencia, que de eso se ocuparía en cuanto nos fuésemos a la cama. Miré el reloj del móvil: ¡debía regresar a casa en media hora o mi marido me echaría en falta! "Rápido, Germán", exigí, "acostémonos." Fue algo místico... no, místico no, apoteósico, bueno, no sé qué palabras usar, sólo sé que al final vi fuegos artificiales y resonar de clarines cuando Germán me acabó. Primero, nos desnudamos en la intimidad de su dormitorio para acostarnos de costado, observándonos el uno al otro; luego vino la parte en que él comenzó a acariciar mi cadera, pasando su mano desde el comienzo de mis pechos hasta el final de mi culo; más tarde, se juntó más a mí y me fue venciendo a besos hasta que quedé tumbada de espaldas sobre las sábanas; sacó la punta de su ...
... lengua y humedeció mi cuello, mis hombros, mis inflados pechos, mi ombligo, hasta que llegó a mi coño, el cual abrió con dos de sus dedos, introduciéndolos hasta alcanzar el clítoris, mientras seguía lamiendo. Sentí calor, mucho calor, y la respiración se me agitó. Apreté su cabeza contra mi pubis, fuerte, Él seguía, con sus dedos, metiendo y sacando, presionando arriba, sí, en el piso de arriba; y con su lengua, mojando; y también con su boca, chupando. Empecé a sentir como que me moría, sí. "¡Me muero!", chillé. Entonces, Germán imprimió un ritmo más acelerado a lo que me hacía ahí abajo, donde mi vista no alcanzaba por más que curvase mi cabeza para verlo, hasta que una especie de oleada inmensa subió desde mis entrañas a mi cabeza y grité desbocada, colmada de placer: "¡Germán, ah... no puedo... no puedo más... ah, ah... mue... eh, ah... muero!"; y quedé espatarrada sobre la cama, sin poder mover un solo músculo; entretanto Germán se iba subiendo sobre mí, dándome unos mordisquitos por toda mi piel que me parecían irreales de tanto placer que irradiaban por todo mi ser. "Un orgasmo, esto es", pensé, y miré el reloj digital de la mesita de noche. "¡Germán, me tengo que ir... mi marido!", dije a modo de despedida, vistiéndome precipitadamente. Él, sentado en la cama, me sonrió amigablemente y, poniendo una mano con la palma hacia arriba, me sopló un beso que yo, con un mohín, cacé al vuelo y devolví poniendo morritos, contenta por saber que si me lo proponía habría una próxima ...