¿Te mola mi trabuco?
Fecha: 23/06/2019,
Categorías:
Gays
Erotismo y Amor
Autor: Elegos, Fuente: CuentoRelatos
... es que te mueres de ganas de que te reviente el culo a pollazos. — A esto si reaccionó bien, era algo que conocía, las demostraciones de fuerza. Y medio sonriéndose me contestó: —pero me das besitos en la nuca mientras, ¿no? Al tiempo que empezaba a pajearse aquella enorme polla que empezaba a crecer. La mía empezaba a apretar en el pantalón, así que me la saqué. No serían sus 25 centímetros, pero ya estaba sobre los 18 y además la tengo muy gorda. Una gota de precum calló de mi cipote y le indiqué con el dedo que se acercara. Se deslizó por la cama hasta llegar a mi altura, se sentó de forma que mi cipote se quedó apuntando a su nariz. Le cogí el pelo, lo tenía rapado por los lados y largo en el centro. Pensé que así era más cómodo de coger y que todos los que se peinan así ahora es porque les mola chupar pollas. Le metí la polla en la boca y empezó a succionar. Sería la primera vez que la chupaba, pero he visto putas con menos arte. ¡Joder! Aquel puto adolescente con su boquita pequeña me estaba haciendo ver el cielo. Me pajeaba arriba y abajo y relamía el glande sin que mi polla dejara nunca de tocar alguna parte de su cara. Con la otra mano me tocaba los huevos. La mejor mamada de la historia. De repente, note las convulsiones y le cogí fuerte el pelo con las dos manos para que no apartase la cabeza, quería correrme en su garganta, necesitaba correrme en su boca. Protesto un poco, pero solo un poco, se le notaba respirar fuerte mientras mis chorros de lefa iban entrando ...
... en su garganta y él los tragaba. Después de todo no le dio mucho asco, porque seguía succionando y su legua no paraba. Cuando acabé me tumbé en la cama boca arriba. Mientras él me insultaba y decía de todo. No le hice mucho caso. Sabía que solo estaba enfadado porque lo había disfrutado y eso le hacía igual que a su colega el maricón, eso era lo que realmente le molestaba. Seguía allí diciendo palabrotas, sentado a mi lado. Así que alargue mi mano le cogí otra vez el pelo y lo acerque a mi cara. —Mira putita, yo no tengo la culpa de que te haya gustado, ¿por qué no dejas de gilipolleces y seguimos? Abrió mucho los ojos, me cogió la cara con las dos manos y me besó con mucha pasión, me metió la boca hasta el dentro y se subió encima de mí. Se sentó sobre mi polla que aún estaba flácida. Mientras me besaba metí mi mano entre los dos cuerpos y le cogí la polla y empecé a pajearla. Suspiró de gusto al tiempo que decía: «ves cómo te gusta mi trabuco». La verdad es que, si me gustaba, era una polla magnífica, grande, gorda, tersa, suave, y llenaba toda mi mano. —¿Y a qué esperas para metérmela en la boca, maricón? —Le contesté muy chulo. Se subió y se sentó sobre mi pecho, dejando su polla recostada sobre mi cara. Me la metí en la boca, pero me costaba manejarme bien con todo aquel montón de carne. Así que me moví y lo lancé a un lado. Soy bastante más fuerte que él. Una vez lo tuve tumbado boca arriba me dediqué a chuparle la polla a conciencia. No me gusto el precum, estaba como ...