1. Agencia inmobiliaria


    Fecha: 16/06/2019, Categorías: Infidelidad Autor: ivana.cd, Fuente: RelatosEróticos

    ... susurro de nuestras palabras podía sentirse suave y claro. Adolfo me cogió de las manos y yo sentí que mi rostro se ruborizaba intensamente. Estaba claro que el juego de seducción había pasado y ahora me sentía extrañamente relajada mientras mi corazón parecía en plena ebullición. Acercó su cuerpo al mío y quiso darme un beso. En un último intento por no perder la cabeza, retiré mi cara para evitarlo, pero no me lo iba a poner tan fácil. Sonriendo, tomó mi rostro entre sus manos y cuando sentí su aliento cerca de mis labios, cerré mis ojos y me dejé llevar. Continuó besándome por el cuello suavemente… sentía mi cuerpo responder con estremecimientos. De alguna manera mis temores quedaron de lado. Estábamos solos, en una casa desierta y lejos de nuestras parejas. Las sensaciones que sentía me estaban gustando tanto que mis defensas se bajaron por completo y me dejé llevar. Sentí el cuerpo erizado y acabamos dándonos un buen morreo. Notaba que mi tanga se había empapando mientras me sentía cachondamente perdida. De alguna manera llegamos al dormitorio, allí él se bajó los pantalones, con sus manos agachó mi cabeza y mientras me arrodillaba, me obligó a hacerle una felación. Era una sensación muy morbosa, notaba cómo movía sus caderas introduciendo su miembro en mi boca. Podía sentir su respiración agitada y por algún motivo, mientras me hacía sentir como una auténtica meretriz, mi excitación fue en aumento. Me sostenía la cabeza firmemente mientras follaba mi boca. Me sentía ...
    ... una auténtica puta porque nunca nadie me había poseído de esa manera. Para una puritana como yo, la idea de una felación podía parecer un poco humillante, pero me encantaba todo lo que estaba ocurriendo. Su miembro estaba duro y era bastante ancho. Mientras me deleitaba con su falo, él me tiró sobre la cama, y acostándose como para un sesenta y nueve, volvió a follarme por la boca mientras bajaba la cremallera del pantalón y empezaba a masturbarme con su lengua. Dios mío, estaba tan excitada que noté como parte de mi jugo vaginal mezclado con su saliva, se expandía por mis muslos. Los dos nos corrimos casi a la vez. Nada más al acabar, terminó de quitarme los pantalones por completo, me arrancó la tanga y después se quitó el resto de su ropa. Estábamos completamente desnudos en la cama cuando empezó a penetrarme vigorosamente mientras azotaba sus caderas contra mi cuerpo. Sentía su miembro deslizarse dentro de mí, y las oleadas de placer llegaban inundando mi mente y mis pensamientos al ritmo del glande que se deslizaba por mi vagina. Su miembro salía y entraba con gran facilidad y cada vez que arremetía llenaba profundamente mi cuerpo. Sus manos tocaban mis pechos, que tenía los pezones erectos. Su lengua me lamía el cuello, y podía sentir cómo Adolfo saboreaba las gotas de sudor que cubrían mi piel. Acabé nuevamente con un gemido, pero esta vez antes que él. Sin darme ningún tiempo para el descanso, me puso de rodillas frente a su polla y me obligó a chuparle su miembro ...