Daniela mi prima, una pasión prohibida
Fecha: 29/05/2019,
Categorías:
Incesto
Erotismo y Amor
Autor: Incester, Fuente: CuentoRelatos
... y ella gemía como si sufriera. Entonces detonó... Aprisionó mi mano con la suya contra su traidora y febril entrepierna y se pegó hacia mi pecho abrazándome, en el instante que sentí su vagina contraerse... “Ohhh!” Dispare tan fuertemente, que sentía que cada espasmo salía de mi espalda hacia mi miembro. Alucinante mejor que cualquier droga, tan fugaz con una estela de placer dejando a su paso. Nos habíamos venido solo por encima de nuestra ropa interior. Al extender nuestros cuerpos sobre la cama... Aún agitados; nos miramos y carcajeamos. De inmediato se pegó a mi cuerpo abrazándome sin decir una sola palabra! Yo pienso que le dio vergüenza; como pude me respalde sobre las almohadas y le hablaba, pero no me decía nada. Le dije: “Ven, estas bien?”, tome una de sus piernas y la pase al otro lado mío, entonces metí mis brazos debajo de los suyos y la abrace, la acaricié aún sentía su respiración agitada. Le pregunté: “no lo habías sentido antes?”. Movía su cabeza negándolo. Estúpidamente le confesé que yo nunca lo había sentido así y digo estúpidamente porque tuve una emoción en ese momento que años más tarde llegué a recordar y añorar. Ese sentimiento me hizo tomar su rostro en mis manos y al verla a los ojos... Le besé. Fue cariño, amor, no lo sé; lo que sí sé es que una confusión me invadía, y de tan solo pensar que era mi prima me veía en una camino desconocido el cual traía vergüenza, sin embargo la inexperiencia de tal mujer, traía orgullo y el pensar que yo ocasione ...
... tanto en ella, cautivó mis sentimientos y pensamientos por muchos años. Al besarla, lo cambió todo, sus besos apasionados, me cautivaron en todo sentido, el fresco de la mañana en contra de la toda aquella humedad entre los cuerpos me hizo tomar la sabana y cubrirnos; besos tiernos, abrazos, su piel suave, esas sensaciones eran como oro metiéndose a un baúl. La abracé, la acaricié, y no pude evitar besar su cuello... Y eso empezó otra revolución, despertando sus caderas y su entrepierna sobre mi miembro, como un tren sobre rieles, pero esto... Esto era al revés! Las ropas húmedas deslizándose la una sobre la otra, no pude evitar el tomar sus nalgas entre mis brazos largos y refregarme su cuerpo mientras gemía en mi oído abrazando mi cuello, sentía su mejillas sobre mi rostro, el calor de su aliento intenso. No me importó; ella estaba siendo mía! Abrazaba su cintura y la acariciaba como moldeando barro dándole forma a su placer, seguía por debajo de su blusa de dormir, y no fue más que deslizada por arriba despeinándola, el tener esos senos vírgenes delante mío, enloqueció mi boca, con mi rostro los acariciaba como su fueran de terciopelo. Toda su piel porosa se tornaba y aquellos pezones rozados coquetos recibían mis mordiscos. “Quiero sentirlo adentro!”, suplicó. Me detuve y la vi a los ojos mientras enganchaba mis dedos al elástico de su panty halándolos como estorbo y quedando estirados por sus muslos justo a la altura de mi ombligo; dirigió su mano hacia su entrepierna, ...