1. MI compañero de piso


    Fecha: 27/05/2019, Categorías: Anal Gays Autor: SirLawrence23, Fuente: xHamster

    ... mientras su mano llegaba hasta mi esfínter. Yo me dejaba hacer loco de excitación, y con ganas de más, de mucho más. Me besaba mientras con sus dedos lubricados trataba de dilatar mi agujero.Tomó mis piernas y las levantó colocándolas sobre sus hombros. Le miré a la cara. Hizo un gesto como preguntándome si estaba preparado y yo le respondí con un movimiento de cabeza afirmativo (lo estaba desde que le vi por primera vez). Permanecí expectante. Colocó la punta de su verga sobre mi esfínter y mirándome a los ojos empujó lenta pero firmemente. Sentí cómo su polla se abría paso dentro de mí, Noté cómo mi esfínter cedía a la presión de su resbaladizo glande. En unos segundos, supero la entrada, pero no siguió delante. Se detuvo para ver mi reacción. Espero unos segundos para que mi agujero fuera relajándose, se acostumbrara a la dureza y grosor de su verga. Mientras me acariciaba el pecho, pude ver en sus ojos una expresión de pura excitación, de lujuria contenida y de morbo. Tras esta pausa, hizo fuerza de nuevo y comenzó a meterme su verga poco a poco. Sentí cada centímetro de su polla abriéndose camino en mi sonrosado agujero. Sin prisa, pero sin pausa noté que entraba dentro de mi sin remisión. Mi ano fue dilatándose ante el grosor de este cálido ariete. No sentía dolor, tan solo la sensación de que mi culo se abría y dilataba ante su empuje. El placer era indescriptible. Mi polla se puso más dura aún. Cuando quise darme cuenta, sentí que no podía entrar más, sus huevos ...
    ... estaban ya acariciando mis nalgas. Gemí. Mi corazón estaba a cien, mientras notaba su cálida polla ocupando todo mi ser. Me había relajado para no sentir dolor y lo estaba consiguiendo. Mis gemidos se hicieron ahora entrecortados con mis ojos clavados en los suyos. Un suave bufido se escapaba de su boca y sus ojos eran como dos ascuas incandescentes.Lo sentía entero dentro de mí, rompiéndome, invadiéndome, abriéndome la carne y llenándome de la suya. La dejó enterrada hasta el fondo, en lo más profundo de mi ano, durante varios segundos. No se movía, pero podía sentir su polla palpitando en mis paredes. Me miraba y sonreía. Yo estaba en la gloria, me encantaba esa sensación de estar lleno, de sentir el calor de sus piernas contra mis muslos y mis nalgas. Me invadía un inmenso placer, mientras dejaba que mi cuerpo se acostumbrara a la dureza de su carne. Bajó su cabeza y me besó, su lengua se abrió paso dentro de mí buscando la mía. Nos besamos durante unos minutos, mientras sentía su polla enterrada en mi culo, sin moverse. Me miró y dijo:- ¿Era esto lo que querías?Yo solo pude lanzar un gemido de placer y un gesto con mi cabeza como signo de aprobación, mientras con mis manos llegaba hasta sus nalgas apretándolo contra mí. Me gustaba, me gustaba mucho. Pero me gustaba más porque no me sentía utilizado, sino porque, contra todo pronóstico, Esteban estaba dando muestras de una ternura desconocida. Yo que le había imaginado rudo y violento al ser jugador de rugby, ahora me sentía ...
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