1. Empezó en la alameda Chabuca Granda (Relato a 4 voces) I


    Fecha: 16/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Sandox, Fuente: SexoSinTabues

    Te vi allí parada, en una esquina de la Alameda Chabuca Granda, con un polo rosado y un pantalón negro ajustado, a lo lejos se notaba la raja de tu chucha por encima del pantalón, a lo lejos también se notaba en tu carita sonrosada tu arrechura, se notaba que esperabas a alguien, seguramente alguien con quien saciar tu hambre de sexo, tu arrechura de loba caliente. Te vi allí parada, en una esquina de la Alameda Chabuca Granda, con un polo rosado y un pantalón negro ajustado, a lo lejos se notaba la raja de tu chucha por encima del pantalón, a lo lejos también se notaba en tu carita sonrosada tu arrechura, se notaba que esperabas a alguien, seguramente alguien con quien saciar tu hambre de sexo, tu arrechura de loba caliente. A medida que pasaba el tiempo te ponías impaciente, tu mirada estaba perdida en el puente por donde seguramente iba a aparecer el afortunado, disimulada e inconscientemente tu mano presionaba tu chuchita por un lado de tu bolso, yo te miraba disimuladamente, como un lobo que acecha a un cordero, pacientemente, yo había reconocido en tu cara la arrechura de una mujer ansiosa, como un lobo que reconoce a su presa, y rogaba que no llegue el que estabas esperando. Pasaron como 40 minutos, te habías sentado en una banca y tu cara denotaba que estabas ya furiosa, hacías los intentos por calmarte, entonces supe que había llegado mi oportunidad, me senté en una banca enfrente tuyo y me puse a leer mi periódico, mirándote soslayadamente, en un momento me di ...
    ... cuenta que me mirabas, yo me hice el disimulado y traté de mirar a otro lugar, miré detrás tuyo y fue allí que se encontraron nuestras miradas, parecía que habías reconocido a alguien detrás de mi, me volteé para mirar pero no había nadie, me mirabas a mi, tu rostro cambió de gesto, entonces supe que la química había empezado a funcionar, que nuestras hormonas se entrecruzaron en el trayecto, te miraba, me mirabas, yo traté de concentrarme en la lectura y allí sentí que te habías acercado. - Hola- Me dijiste al tiempo que yo clavaba mi mirada en tus pupilas extrañamente verdes a pesar de tu rostro trigueño, yo extrañado te contesté. - !Hola! - Disculpa, ¿Martin?- yo quedé extrañado con la pregunta y emocionado que el bocado estaba a mi alcance. - ¿Martin?, no, pero siii te conozco. - Juraría que eras Martin- Y pusiste cara de recordar, pero sólo fingias porque nunca me habias visto antes. Dudé largo rato para no romper el encanto, en tus ojos se notaba un nuevo brillo, podría asegurar que la arrechura estaba nuevamente presente. - ¿Eres Verónica no? - No, me llamo Maricarmen, pero que coincidencia. - Estuve esperando a una amiga hace una hora y no se aparece, disparé. - Que coincidencia, yo también espero a un amigo pero no llega. - Que pena, ¿sabes? hay coincidencias increíbles en la vida. La química había empezado a funcionar, éramos como viejos amigos charlando, pasaron unos minutos de una charla trivial. - Ya que no llegan nuestros amigos, ¿puedo invitarte un café, un helado, ...
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