Cumplí su fantasía a Ariadna, casada
Fecha: 07/05/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Mi nombre es Sebastián, tengo 32 años, conocí a Ariadna, una mujer casada de Tamaulipas. Se las describiré primero para que tengan idea de cómo es; chaparrita, blanca, pechos pequeños y firmes, algo culoncita como a mí me gustan, no gorda. Empecé a enviarle mensajes por correo para tener el primer contacto, creí que no respondería pues ya le había enviado varios, aun no la conocía en persona pero ya ansiaba tenerla en mis brazos y hacerla gozar. De pronto, un día abrí mi correo y vi que me contesto, un simple hola, quien eres, fue suficiente, se abrían mis esperanzas de conocerla. Mi nombre es Sebastián, tengo 32 años, conocí a Ariadna, una mujer casada de Tamaulipas. Se las describiré primero para que tengan idea de cómo es; chaparrita, blanca, pechos pequeños y firmes, algo culoncita como a mí me gustan, no gorda. Empecé a enviarle mensajes por correo para tener el primer contacto, creí que no respondería pues ya le había enviado varios, aun no la conocía en persona pero ya ansiaba tenerla en mis brazos y hacerla gozar. De pronto, un día abrí mi correo y vi que me contesto, un simple hola, quien eres, fue suficiente, se abrían mis esperanzas de conocerla. En mis correos anteriores le describía lo que quería hacer con ella, fui atrevido, no me anduve por las ramas. Una vez que establecimos contactos, resulta que éramos del mismo estado, pero de diferente ciudad. Comenzamos a hablar de que nos gustaba y una cosa llevo a otra, hablamos de sexo. Me confesó su fantasía, de ser ...
... penetrada frente a su esposo, de querer gritar de placer delante de él y sentirse una puta. A la semana acordamos vernos en persona, platicar primero. Yo tendría que viajar pero estaba dispuesto a hacerlo. Llegue a su ciudad, quedamos de vernos en un lugar discreto, fue en un pequeño bar, la espere donde quedamos. Cuando entró por la puerta no podía creerlo, era hermosa, con un vestido muy ceñido color azul con negro, un escote que dejaba ver un poco sus pechos. El verla así me hizo pensar que tenía ganas de guerra pero no quise atacar de lleno, fui despacio. Llego a mi mesa, me puse de pie, la salude de beso y se sentó, estaba en un lugar discreto, algo oscuro, de esas llamadas salas lo unge donde podía sentarse a mi lado. Al sentarse su vestido se subió un poco más, no llevaba medias, sus piernas lucían hermosas. - ¿Gustas tomar algo? Le pregunté. - Lo que gustes. Me respondió nerviosa Pedí dos bebidas con alcohol, sabía que ella no bebía mucho y podría ayudarme eso. Empecé a platicar, de su vida, de sus cosas, que le gustaba. Como por accidente toque uno de sus muslos desnudos mientras me agachaba a su oído y le decía, Ariadna eres hermosa, eres una mujer de fuego. Se ruborizo un poco pero no se molestó. - ¿Si te pido algo ahora, te atreverás a hacerlo? Se me quedó viendo y me respondió nerviosa, Sí Me volví a acercar a su oído y le dije - Quiero que vayas al baño y te quites tu ropa interior, me la entregues en la mano. Aproveche y sobe su muslo de abajo a arriba. Se fue, ...