1. Puede hacerse realidad


    Fecha: 02/05/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... hacían que entrara y saliera de entre mis labios. Poco a poco aquella flácida polla fue ganando vigor, al tiempo que quedaba totalmente bañada en mi saliva. Cada vez era más grande. Casi no podía rodearla con mis labios debido al diámetro que había cobrado y únicamente podía tener dentro de mi boca una pequeña porción de aquella enorme longitud debido a las arcadas que me producía cada vez que su glande golpeaba contra el fondo de mi paladar, lo que producía mayor y más densa cantidad de babas que iban desde mi boca hasta su polla. De pronto se detuvo y con un fuerte tirón hacia atrás, la sacó de mi boca. Golpeó y restregó su polla contra mis labios y mi cara con lo que esparció mis propias salivas por mi rostro. Con otro brusco movimiento, estrelló mi cara contra sus huevos mientras me decía. Ahora cómete mis pelotas. Nuevamente mi lengua viciosa salió de entre mis labios y comenzó a lamer aquella piel arrugada y velluda. Lo haces muy bien. Sigue, sigue. Mientras él se masturbaba con su polla sobre mi cara, yo seguí lamiendo con mi lengua aquella piel de sabor fuerte debido al sudor. ¡¡¡Aaaagggrrr!!!. ¡¡¡Aaaaaaahhhhh!!!. Espera un momento. Me liberó completamente de su presa, con lo que quedé tendido boca arriba, con la cara empapada en mis babas y la lengua parcialmente fuera de mi boca, mientras él se desprendía de las mangas de la funda de trabajo y la bajaba hasta sus botas de agua. Estaba constatando que no llevaba calzoncillos, cuando se dejó caer sobre mi cara, ...
    ... dejando mi cabeza entre sus rodillas y sentándose sobre ella. Sus huevos quedaron nuevamente al alcance de mi lengua que siguió lamiéndolos mientras él se sentaba sobre mi cara y se seguía masturbando. Chupa. Chupa. Qué bien lo haces cabrón. Yo seguía lamiendo y babeando aquellos huevos sabrosos, duros y grandes mientras él profería frases, palabras e incluso gruñidos de placer. Al cabo de un rato, volvió a colocarse a mi lado y cogiéndome nuevamente por el cuello, me la volvió a meter en la boca. Mejor dicho, tan solo llegó a introducirme su capullo y poco más pues me produjo un conato de vómito por el que casi me ahoga. Aquella polla era enorme y no creo que exista nadie capaz de meter siquiera un tercio de la misma en la boca. Vamos; sigue chupando. Me estas poniendo a cien. Si él estaba a cien, yo estaba a mil. A ratos llevaba mi mano derecha a mi polla y me masturbaba y a ratos tenía que apoyarme en él para intentar frenar sus envites. Tenía la cara chorreando de saliva. La misma saliva que chorreaba de su polla y de sus huevos. Volvió a sacármela de la boca y a golpear mis labios con ella para volver de nuevo a introducírmela, esta vez, con más cuidado. De pronto se detuvo y se incorporó sin dejar de estar de rodillas. Me cogió de un hombro y me giró. Ponte a cuatro patas. Me ordenó mientras se colocaba detrás de mí. Te la voy a meter toda por el culo. Aquella frase me asustó tanto como me excitó, pero en cualquier caso obedecí sus órdenes y me coloqué a cuatro patas. Él se ...
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