Tengo una historia que contarte
Fecha: 20/04/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Infidelidad
Autor: Lauer, Fuente: CuentoRelatos
... Usurpó mi entrepierna con toda su mano y la masajeó. Enterró un dedo sin ninguna dificultad en ese coño empapado que ya tenía. Gemí. Siguió hurgando y empujó otro en mi interior. Tenía dos dedos dentro y un tercero me acariciaba el clítoris. Verdaderamente tenía habilidad. Dio un par de envites más fuertes y los sacó. .-Joder Jaime, mira cómo está esta perra. -mostrando el brillo de los dedos que acababa de extraer de mi interior. Nunca me había gustado un trato así, pero en ese momento con tanta calentura, tanta excitación, me pareció de lo más oportuno. Además no mentía. Estaba muy mojada, muy perra. .-Mira que pezones tiene. -decía Jaime al tiempo que los pellizcaba endureciéndolos más. .-Déjamelos que me los quiero comer. –replicó Germán al tiempo que los agarraba con ambas manos acercando su boca a ellos. Los succionó y los mordió repetidamente. Jaime mantenía mis piernas totalmente separadas. Empezó a comerme el coño. Me volví loca cuando uno de sus dedos desafió mi interior y mi clítoris era succionado frenéticamente. Germán ya había vuelto a mi boca. Nuestras lenguas se entremezclaban, incluso babeaban. Mis tetas, en especial mis pezones recibían caricias, pellizcos, apretones. La situación era fantástica, estaba siendo devorada literalmente. No aguantaba más y la sorpresa fue mayor cuando ambos se levantaron y lanzaron sus toallas al otro extremo de la sauna. Era increíble tener pegadas a mi cara dos gruesas y enormes pollas. Las repasé de principio a fin quedándome ...
... fascinada al contemplarlas tan próximas. Sus manos no se detenían inspeccionando cuanto querían de mi cuerpo. Perdí la última gota de vergüenza que aún me quedaba y levanté mis manos para atrapar cada una de ellas y masturbarlas. En muy poco tiempo su dureza era total. Abrí la boca y engullí la primera. Tan solo la pude retener unos segundos. Rápidamente salió de mi boca y dejó paso a la segunda que se coló en ella. Apenas podía casi respirar por las sacudidas que recibía. Entraban y salían de mi boca con un ritmo infernal. Por momentos tenía la boca totalmente llena por una de esas maduras pollas. Al instante desaparecía y antes de recibir la otra, aspiraba una bocanada de aire húmedo y caliente. Nuestros cuerpos estaban mojados de nuestro propio sudor, de nuestra saliva, de nuestros néctares. Estaba completamente descontrolada. Me encontraba en un club social, nos podían sorprender en cualquier momento. Y yo acariciaba, chupaba, recibía las pollas de dos caballeros que acababa de conocer. Lamía cada pliegue, cada vena, escupía sobre ellas. Mis tetas casi babeaban tanto como mi boca. La situación subió otro grado. Germán decidió que ya era hora de frotar su polla contra mi coño y, casi obligándome, me puso a cuatros patas. Me la restregó varias veces insinuando la penetración. Mi coño estaba inflamado, muy lubricado y moviendo mis caderas intentaba atraparla para no dejarla escapar. Pero siempre retrocedía. Me martirizaba con su desgana. Tras unos momentos que recuerdo muy ...