Infidelidad concertada
Fecha: 30/03/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Dany, Fuente: CuentoRelatos
... plantearse la posibilidad de unir sus vidas. Gerardo era un hombre caballeroso, que con gran tino para tratar a las mujeres. Ella, Cecilia, era una chica de trato suave con bastante ternura, y muy amorosa; admiraba a Gerardo por la forma en que había sabido superarse. Aquella relación parecía ir viento en popa. Sin embargo, a medida que iba creciendo la confianza entre ellos, comenzaron a utilizar cierto lenguaje sicalíptico, con bastante picardía erótica; esto, como era de esperarse. Terminó por llevarlos a lo que ya se intuía, a hacer el amor; al fin de cuentas también habían decidido unir sus vidas. Un viernes, Gerardo fue en su coche a recoger a Cecilia al trabajo. Lo tenían todo planeado, se irían a pasar la noche a un hotel, sería algo así como como una breve luna de miel. A pesar de que ya eran personas mayores, el nerviosismo de aquella primera experiencia entre ellos los tenía un poco inquietos; habían probado su compatibilidad en casi todo, faltaba ahora la parte sexual. No podía dejarse de lado. Entraron en la habitación del hotel, colocaron las pequeñas maletas sobre los taburetes que estaban allí para tal fin. Cecilia deseaba ansiosamente quitarse rápidamente la ropa, y quitársela también a Gerardo; pero este lo tomó todo con mucha calma como dándole tiempo al tiempo. Primero tomó a Cecilia entre sus brazos y se besaron, ahora sí, apasionadamente, desesperadamente. Cecilia aprovechó aquel momento, y apartándose un poco de Gerardo empezó a quitarse la ropa ...
... hasta quedar vestida únicamente con su piel. Era la primera vez que él la miraba desnuda, tenía un cuerpo trigueño muy deseable, con su cabellera negra llegándole hasta los hombros. No tuvo mucho tiempo para contemplar el espectáculo de aquella chica desnuda, pues ella se abalanzó sobre él, le empujó sobre la cama y, cuando hubo caído sobre ella, Cecilia, desnuda como estaba, de rodillas se plantó a horcajadas sobre él en la cama, y con una rapidez asombrosa le desabotonó la camisa. Luego, de pie sobre la alfombra, se inclinó sobre Gerardo, le liberó del cinto y a continuación le bajo la cremallera del pantalón. Después, se agachó para agarrar los extremos de las mangas del pantalón, y levantándose tiró de ellas con fuerza hasta dejarlo sólo con la ropa interior. Ahora sí, casi estaba desnudo, y él por su propia mano terminó de quitarse la camisa y los calcetines. ―¡Vamos, a qué esperas para quitarte los calzoncillos! ―le urgió Cecilia. A Gerardo le cambió el color de la cara, se sentía apenado. ―Vaya ―continuó Cecilia desinhibida―, no creo que te dé pena que te vea desnudo una mujer. ―No, no es eso. Es que… Cecilia, en su jugueteo erótico se acercó a él, y sin mediar palabra, como si fuera a darle un beso en la boca se le acercó y, en un abrir y cerrar de ojos, tomándola del elástico le zafó aquella última prenda que le cubría sus partes íntimas, y lo dejó igual que ella: desnudo. La chica, como también era de esperarse, dirigió inmediatamente su mirada a la entrepierna de su ...