1. Esta vida tan hermosa


    Fecha: 02/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... conversación conmigo. Terminaba de ducharse cuando me llamó desde el baño. -Tienes que ayudarme -me dijo con una sonrisa alegre y cálida como si lo que me iba a pedir fuera lo más normal del mundo- Aféitame las orillas del pubis porque a Miguel le gusta sólo un triangulito de pelos. Estaba con las piernas bien abiertas exhibiendo la vagina al tiempo que me pasaba una maquinilla de afeitar. Me quedé un momento titubeando, una vez más sin hallar que decir. -¡Apúrate, mi bebe, que no tengo toda la noche! -me dijo riendo divertida. Me arrodillé ante ella y comencé el trabajo con todo esmero. Entonces vi que los labios de su sexo estaban abiertos e intensamente mojados. -Estás muy excitada...-balbuceé sintiendo yo mismo y de inmediato lo ridículo de mi comentario. -Pero cómo quieres que esté, tonto -me respondió siempre risueña mientras se hundía un dedo rítmicamente en la vagina- Me espera mi hombre para esto, ¿ves? Terminé mi trabajo en silencio. Se puso un minúsculo calzón enfundándose luego un vestido que le dejaba el comienzo de las nalgas al descubierto. Pude apreciar en todo su esplendor la enorme belleza de su cuerpo. Se situó entonces de espaldas a mí para que yo le ajustara el cierre. -¿Vas a salir? -me atreví a preguntarle. Su voz se hizo ahora seria y autoritaria al responderme. -Debe quedarte bien claro que Miguel me hizo su hembra. El es desde anoche mi hombre y puede hacer lo que se le de la gana conmigo, a la hora y el lugar donde a él se le ocurra. Me lleva al ...
    ... centro, no me dijo dónde. Lo único que me importa es que me siga haciendo suya sin parar. Tomó su cartera y, mientras me miraba con una cara irónica, añadió: -Puedes masturbarte en el dormitorio mientras tanto imaginando lo que me estará haciendo. Lleva papel higiénico para que botes el semen y no manches la cubrecama. En efecto, esa fue la primera de una larga serie de noches que he pasado hasta ahora de fiebre fascinante, con una calentura inacabable en donde la lujuria, los celos rabiosos y la impotencia total ante la hembra dominadora, se han confundido en una mezcla embriagante y alucinada de la que no puedo ni quiero escapar. Amanecía cuando sentí llegar el auto de Miguel. Me levanté de inmediato y desde la ventana observé cuando entraron al antejardín y comenzaron a despedirse besándose con lujuria. Celia gemía mordiéndole los labios e introduciendo su lengua en la boca de él. Entonces Miguel le levantó el vestido hasta la cintura al tiempo que desnudaba el miembro que brilló nítido a la débil luz del amanecer. Comprendí que la iba a poseer ahí mismo. Celia abrió las piernas mientras corría el calzoncito hacia un lado para despejar la entrada de la vagina. Entonces la levantó como una pluma con sus dos manazas tomándola por las nalgas y la sentó en el miembro mientras ella cruzaba sus dos muslos alrededor de su cintura. Comenzó a hacerla saltar en el pene hasta que pocos minutos después, sentí los gritos característicos de los orgasmos de Celia y los gemidos de Miguel ...
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