1. Infiel, tres veces


    Fecha: 28/02/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... para poder hacerse escuchar, sentía que mi corazón latía más rápido. Platicamos un rato y a la tercera copa se animó a tomarme de las manos. Yo sabía lo que tenía que hacer: quitar mis manos y pedirle que ya nos fuéramos; pero no sé qué me paso, no quise hacerlo. En cambio, le sonreí aceptando su juego. Él entonces se acercó, me abrazó y me empezó a besar el cuello. En ese momento yo ya me sabía entregada. Luego llevó su boca a mis oídos y me preguntó "¿quieres ir a un hotel?". Excitada al máximo asentí con mi cabeza mientras mi cuerpo se llenaba de nerviosismo. "¡¿Qué estaba haciendo?!... ¡y con el mejor amigo de mi marido!"... Él pidió la cuenta y salimos abrazados del bar. Una vez en la camioneta, nos comenzamos a besar. La oscuridad del lugar nos invitó a llevar nuestras caricias más allá de lo que la prudencia ordenaba. Pronto me vi con sus ansiosas manos bajo mi falda, procurando retirarme las pantimedias. Yo me levanté un poco para que lograra su propósito. "Vámonos a los asientos de atrás" me indicó. Yo obedecí aprovechando la amplitud de mi camioneta. Él a continuación desabotonó mi blusa, retiró mi sostén y comenzó a besarme los senos de una manera en verdad deliciosa. No hacía falta que yo cerrara los ojos, porque la oscuridad del lugar era total. Tomó mi mano y la llevó a su entrepierna. Supe entonces lo que quería; desabroché su pantalón, saqué su paquetito y empecé a acariciarle suavemente mientras él seguía besando mis senos. Poco a poco fue descendiendo sus ...
    ... labios hasta el punto de llegar a mis pantaletas, las cuales retiró con suavidad... abrió entonces mis piernas y condujo su lengua hacia mi sexo frotándome con ella como jamás nadie lo había hecho. "Sigue, por favor" le hubiera dicho, si el temor a parecerle demasiado impura no me hubiera gobernado; en cambio, callé cuando retiró su boca de entre mis piernas para llevarlas a la mía, para continuar su movimiento dentro de mi boca. Dirigió entonces con exquisita puntualidad su deliciosa carne hacia dentro de mí. "Ponte un condón, por favor" debí decirle, pero el temor a que no tuviera me inhibió, preferí correr el riesgo. Su ingreso en mí me hizo sentir morir de placer. Sus exquisitos balanceos se apoderaron del lugar, y pronto los naturales ruidos de un auto que alberga a dos amantes en entrega, aparecieron. Pero la oscuridad era nuestra aliada y pudimos seguir el baile del placer... hasta que por fin llegué. Puedo decir con toda seguridad que hacía mucho tiempo no sentía un orgasmo tan delicioso... me atreví a gritar de placer. En ese momento no me importó que alguien nos oyera. Él, caballeroso, paró unos instantes para dejarme disfrutar el momento. Después continuó meciéndose sobre mí hasta satisfacer sus ansias... Descansamos unos instantes. No atiné qué decirle cuando llegó el momento de decir algo. Él en cambio dijo algo así como que ya no necesitábamos el hotel, y estallamos ambos en risas. Como pudimos, nos vestimos en la oscuridad y enfilamos hacia la casa sin mayores ...