1. Quieres problemas?


    Fecha: 06/02/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... provocar que me corriera en su lengua, en su boca, chorros y chorros de leche volcánica comenzaba a inundar toda su boca y lengua, la cual se movía con mayor agresividad que nunca. Luego que terminé de manar, ella me siguió mamando, hasta dejar flácido mi miembro. No dijimos nada. Ella era ahora una puta confesa, yo su padrote. La fui a dejar a su casa y ella me comentó, luego de un silencio abrumador, que le había gustado mucho el sexo de hoy, que me había sentido más fuerte, que a ser honestos ella deseaba en secreto que eso sucediera, que fuera más malévolo, más atrevido. Yo no dije nada. Sabía que ese cambio de normal a agresivo no era espontáneo, que tenía su causa encarnada en una mujer bajita que lejos de hacerme feliz parecía boicotearme, ahora ya Brenda dejaba que me corriera en su boca, pero yo sólo pensaba en la mamada que la chica del Toyota no me había dado. Luego de una semana en que no era yo mismo sino otro, volví a ver a la chica, pero esta vez no estaba yo sólo, iba con Brenda, quien parecía más enamorada de mí luego que la trataba como una puta. Era un concierto de un grupo pop que le gustaba mucho a Brenda aunque a mí me enferma, ahí estaba la chica, y me daba la impresión de que no estaba ahí por gusto al grupo, aunque tampoco era tan pretencioso para pensar que estaba ahí por mí. Mientras escuchábamos al grupo, sentí que detrás de mí se me repegaban unos pechitos afilados, sentía que me tentaban el culo, una pierna me rozaba las corvas. No necesitaba ...
    ... voltear para saber de quién se trataba. Brenda me tomaba de la mano izquierda. Cada que alguien atravesaba por detrás de las gentes que estaban a nuestras espaldas, empujaban un poco a Brenda, mientras que a mí me empujaban mucho, casi me follaba la chica del Toyota cada vez pe eso pasaba. A la primera Brenda no dijo nada. A la segunda se molestó. A la tercera me dijo que nos moviéramos. A la cuarta, luego de ver que la chica del vestido rojo me había seguido como un satélite, se encabritó y le dijo: -¿Pero qué te has creído?- Y le dio un empellón. La bajita respondió el empellón con un aventón. Empezaron a pelearse. -Pégale Raúl- me decía Brenda cuando la chica se le echó encima del cuerpo, y yo no hice nada. No sabía que hacer, por decirlo de esta forma, las respetaba igual. Nos echaron del lugar por rijosos. Una vez afuera, la chica fue al estacionamiento, se agachó al suelo, cogió algo de barro y lo tiró encima de mi Mustang. Brenda se enfureció y me empezó a gritar cosas, dentro de ellas dijo, "Ensúciale su coche también". Tomé barro, corrí cinco carros más allá y vacié el lodo sobre el Toyota. La chica llegó después a él, se subió y, como siempre, arrancó velozmente. Cuando volví con Brenda esta estaba enfurecida. -Ha de ser una loca, no te dejes consumir por el odio por una extraña que no vale la pena- le dije compasivo. -¿Qué tan extraña es esa mujer? -¿Cómo? -No te hagas el idiota. ¿Qué tan extraña es esa psicópata? -Supongo que del todo extraña. -¿Cómo supo que ese ...
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