Se acabó la castidad
Fecha: 26/12/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Me llamare Juan, y tratare de narrar lo más fielmente posible lo que me ocurrió y como. Estoy felizmente casado y mi vida en la cama es como la de tantos españolitos, normal, sin muchas variaciones en las posturas y monótonas. Tengo mis fantasías sexuales como todos, me gustan las felaciones, las pajas cubanas, etc. etc., pero lo que verdaderamente me vuelve loco es el culo. Un buen culo, redondito, tipo pera, es que se me salen los ojos y cuando camino por la calle y veo uno me es imposible no volver la vista atrás para no perdérmelo. Pero eso a mi mujer le da verdadero asco y cuando se lo he propuesto me dicho de todo y me ha "castigado" con varias semanas de "castidad forzada". Ahora que me conocéis un poco, empezare el relato. Muchos fines de semana, nos vamos a cenar a casa de una prima de mi mujer. Allí nos reunimos tres matrimonios, sus primas con sus respectivos maridos, mi mujer y yo. Una de sus primas, la pequeña (que la propietaria de la casa), tiene un trasero de lujo, en una escala del 1-10, yo le doy un 8. Una noche ayudándole en la cocina para preparar los platos para la mesa, fue a coger una fuente de un mueble alto cuando empezó a caérsele un montón de cacharros y ella me dijo.-Juan ayúdame que me van abrir la cabeza-, corrí en su ayuda colocándome detrás de ella para sujetarle los cacharros, al ponerme detrás y ella que estaba de puntilla para acceder mejor, mi pelvis se rozo con su culo, con lo que me dio una subida de adrenalina que por milésimas de ...
... segundo creí perder el conocimiento. Acto seguido surgió de la nada una gran erección de la cual ella se percató dando un pequeño brinco hacia delante y dejando caer todo al suelo. Ante semejante alboroto la cocina se lleno enseguida de curiosos. Esa noche tuve que hacerme una gran paja pensando en su hermoso culito. Durante todo la noche, hubo bastantes miradas de cierta complicidad, su forma de hablarme y su seriedad parecía como si le hubiese disgustado, en cambio sus miradas furtivas hacia mí parecía demostrar todo lo contrario. A las dos o tres semanas, el mismo escenario y los mismos actores, Isabel y yo. Pero esa vez quien propició el momento fue ella, estaba yo contando los cubiertos cuando Isabel se agachó delante de mí sin darme yo cuenta y empezó a recular para atrás hasta poner su culo en mi bragueta. Yo me quedé de piedra sin saber que hacer, pero Isabel sí porque cuando notó mi erección tiró más para atrás, entonces fue cuando yo solté los cubiertos y la cogí por la cintura y la atraje hacia mí con fuerza queriendo poseerla allí mismo, que mi pene atravesara mi pantalón y el suyo, pero en ese mismo instante entró su hijo pequeño que había escuchado el ruido de los cubiertos al caer y nos pilló en esa postura que es lo que parece. Menos mal que el crío tiene tres años y no entendía aquella postura, tampoco hizo ningún comentario donde estaban reunido los demás. Desde esa noche no hacía más que pensar en como buscar el momento y lugar más idóneo para poder poseerla, no ...