1. Tarjetas black (Parte 1)


    Fecha: 10/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos

    ... su pelo, su magia la recorría todo el cuerpo, la piel, le amasaba los pechos alternando uno y otro, y pronto se presentó en su sexo por debajo de su falda. Yeimy estaba fuera de sí, las caricias y besos de Róber la tenían completamente ofuscada, le palpó el pene por encima del pantalón y tras examinar su tamaño lo comenzó a sobar mientas sus bocas batallaban sin tregua. Aunque Yeimy no era una mujer sumisa, no entendía por qué de repente era maravilloso sentirse dominada por ese hombre, arrastrada por esa desconocida ferocidad y rudeza. En ese momento tampoco importaba. Ella nunca pertenecería a aquel bastardo, en cambio, Yeimy lo deseaba y lo tenía. Súbitamente, Róber tomó a Yeimy por el cabello con fuerza y la hizo arrodillar de inmediato frente a él. Su potente miembro se marcaba descaradamente a través de la fina tela del pantalón italiano. Ella se moría por comerle la polla y lo gritó con la mirada mientras él se bajaba la cremallera con calma y sonreía jactándose de tenerla esperando. La había palpado y ahora ansiaba verla y gozarla, sin embargo cuando de un solo puñado Róber extrajo además los testículos Yeimy se sorprendió. Róber tenía los huevos en consonancia con su miembro y aun apretados a causa de la erección eran también de la XL. Así, al ver las pelotas de Róber colgar justo bajo su polla, Yeimy comprendió de repente que la utilidad de la hermosa estaca de Róber no era penetrar y follar mujeres casadas como ella, sino llenar de esperma cualquiera de sus ...
    ... orificios, o todos ellos. ― ¡Menudos huevos! ―pensó ― Ojalá me llene el coño o… la boca ―súbitamente, la joven esposa fantaseaba con que aquél buenorro la invitara a degustar su deliciosa leche de hombre. Se le hacía la boca agua. ― ¡Vamos!― dijo él con voz severa y tono mordaz― No serás de esas que no les gusta chupar… Sin rechistar Yeimy dirigió su mirada a tan hermoso miembro, ¡Como se iba a divertir! Sin duda el Delegado le iba a dejar el coñito bien jodido. Lo tomo con delicadeza con su mano derecha y cerrando los ojos sintió aquel glande hinchado, púrpura, caliente por fin en su boca. ― ¡Así no, mujer! ¿Es que no te enseñó tu mamá que es de mala educación comer pollas con las manos? La joven mujer soltó aquel grueso trozo de carne y comenzó a succionar ruidosamente como si estuviera saboreando un riquísimo helado. ―¡Slup! ¡Chups! ¡Slup! ¡Chups! ―al principio, Róber la dejó lamer, besar, restregársela por la cara y que jugara a su antojo. La colombiana se afanaba con auténtica voracidad y fervor― ¡Slup! ¡Chups! ¡Slup! ¡Chups! ―sorprendido por el afán con el que la contable le chupaba la polla, Róber se deleitaba por partida doble. Por un lado, físicamente por haber dado con una mujer con talento para la felación, y por otro lado, mentalmente por haber conseguido despojar a aquella estirada y arrogante mujer de su máscara de pulcritud y seriedad y así mismo se lo hizo saber. ¡Slup! ¡Chups! ¡Slup! ¡Chups! ― Con tantas reticencias como tenía usted hace un rato, parece que le está ...
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