1. Tarjetas black (Parte 1)


    Fecha: 10/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos

    Su esposa estaba a cuatro patas sobre el colchón. Ella misma tomó con decisión su pene erecto y lo guio hacia su agujerito como si fuera posible la precisión con ese tosco instrumento. Después, su marido tomó la iniciativa y comenzó a empujar entre sus nalgas. Fede suponía que le costaría lograrlo, el culito virgen de su mujer no se lo iba a poner fácil. Pero aquella noche ella había consentido dejarle acceder por fin a aquella fortaleza inexpugnable. Su mujer iba al gimnasio tres días por semana y mantenía de esa forma su cuerpo ágil y sus curvas firmes. Yeimy lo sentía rígido y punzante horadando ese pequeño hundimiento natural en el surco que dividía su culo. Decidida, la abnegada esposa se quedó completamente inmóvil para que su marido inaugurara su inmaculado orificio trasero. Aquella rara molestia pronto fue a más, resignada contuvo la respiración cerró los ojos y frunció el ceño en un gesto de desagrado, determinada a relajar aquel conducto de salida, hasta entonces. Sin embargo, su determinación duró poco. Cuando Yeimy sintió que su esfínter cedía, que se la estaba metiendo, justo en ese preciso momento la joven esposa no pudo aguantar los nervios y cediendo ella antes de que su ano lo hiciera. ― ¡Ay! ¡Para, para, para! ― aulló. La pobre se retiró tumbándose boca arriba con cara de enojo. Realmente ese que decía quererla la iba a herir, el muy animal pretendía abrirle el culo, ¡como si fuese de goma! ― ¿Qué sucede?― preguntó Fede. ― Nada, es que no me gusta hacerlo ...
    ... así, ya te lo he dicho mil veces.―explicó Yeimy. ― Te la meteré despacio y verás como en cuanto te relajes será igual que por delante, por favor nena. ― Que no quiero hacerlo y punto. Se acabó, mañana tengo que levantarme temprano, tengo que hacer el puñetero informe de fin de mes. ― respondió la delgada y menuda colombiana abrazando la almohada ocultando con pudor sus grandes senos. ― Además, esta cama hace demasiado ruido, ¡¿Cómo se te ocurre comprar un canapé de segunda mano?! ― Y si jugamos a los médicos como me dijiste ―sugirió desesperado Federico― que tú venías a consulta pero en lugar de tu doctora habitual te encontrabas con un médico suplente y muy, muy atractivo, ¿te acuerdas? Entonces le explicabas que tu marido nunca había sido capaz de metértela por detrás y claro tú quieres saber si todo está normal por ahí… ― ¡Qué no!, no digas chorradas, ¡Hasta mañana!, ¡Buenas noches! Yeimy tomó las sábanas con cierto desdén, se volteó y tapó dando la espalda a su marido disponiéndose a dormir, dejándole a él y a la mujer de su fantasía con todas las ganas del mundo. A la mañana siguiente como todos los lunes Yeimy usaría falda para ir a su trabajo, pues siendo una esposa joven y hermosa le gustaba sentirse admirada. Fede no se oponía pues la consideraba recatada y lo demasiado formal y seria como para coqueterías con sus compañeros. Después de ducharse empezaron a vestirse para ir cada uno a su trabajo, claro que el espectáculo que Yeimy ofrecía a los ojos de su esposo hacía ...
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