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Mi estado de coma
Fecha: 24/10/2018, Categorías: Infidelidad Autor: angel18, Fuente: CuentoRelatos
... ponerme nervioso… “Y… ¿por qué no estás en la pieza del paciente?” – pregunta ella. “Si no va a pasar de esta noche o a lo sumo de mañana, ¿qué sentido tiene?” – responde él con una lógica de lo más perversa. “Ah…” – concede Liz quedando aparente e increíblemente conforme con la explicación… Comienza a quedarme claro que ambos están en el lugar del sanatorio en el cual quieren estar… “Estás hermosa” – suelta él a bocajarro. El silencio que sigue evidencia que el piropo tomó con las defensas bajas a Liz. Podría esperarse que ella le ponga en su lugar por pasarse de la raya y desubicarse… pero a esta altura ya no sé qué puede esperarse… En efecto, cuando finalmente brota una respuesta de los labios de ella lejos está de sonar rebelde o esquiva sino más bien sumisa y entregada… “Gra… cias” – balbucea. Hiervo por dentro. Como un volcán encerrado en un envase corporal. Como si mil ríos de lava pugnaran por salir de mi interior… Escucho clarísimo el sonido del picaporte. Él cerró la puerta… Una vez más el silencio más atroz se apodera del lugar… Mis sentidos tratan de captar la escena… “¿Te pusiste un poco nerviosa o me pareció a mí?” – pregunta él. “Pe… ¿perdón?” – tartamudea ella. “Que me pareció que te pusiste un poco nerviosa cuando cerré la puerta” “Hmmm… eeeh… no, no…no es ...
... eso…” – sigue tartamudeando Liz. “Si no te sentís cómoda, me voy” – espeta él con un deje de caballerosidad que, sin embargo, muestra indicios de perversa amenaza. “No… – se apresura a contestar ella -, no te vayas por favor” “¿Qué dijiste?” “Que… no te vayas… por favor” “Me gustó ese por favor – dice él, con aire soberbio -. Decí la verdad… te morís de ganas de que te dé una buena cogida, ¿no?” Alcanzo a detectar en Liz un respingo; suelta una especie de exclamación ahogada, como si hubiera aspirado aire al ser pillada por sorpresa. Creo que si hay un momento en el cual Liz debería ponerle los puntos a ese maldito hijo de puta, es ahora… “S… sí” – responde ella, una vez más balbuceando. “¿Sí qué?” – repregunta él con un tono de voz infinitamente más seguro. Evidentemente se mueve sobre un terreno que ya conoce bien y en el cual está más que claro que lo deben acompañar los éxitos. Tal vez tenga una larga lista de esposas o novias de pacientes internados o incluso de viudas rendidas a sus pies. Es su juego y mal que me pese y aun sintiendo todo el odio que siento dentro, está bien claro que lo sabe jugar… “Quiero… que me cojas…” – responde Liz. “Por favor…” – agrega él. Una vez más se produce un momento de silencio. Finalmente Liz habla. “Quiero que me cojas… por favor” CONTINUARÁ