1. Tarjetas Black 4


    Fecha: 23/10/2018, Categorías: Infidelidad Autor: roberxl, Fuente: RelatosEróticos

    La estirada secretaria invitó a Yeimy a entrar en el espléndido despacho del Delegado. La delgada colombiana había hecho un buen trabajo y a pesar de ser mucho más baja que la secretaria entró triunfal en aquella selecta estancia. Ese día había escogido un discreto traje de falda y chaqueta con unos tacones tan comedidos como el tema a tratar. ― Buenas tardes, señora Villaescusa. ¿Todo bien? ―Dijo Róber con una pizca de mala leche. ― Buenas tardes, don Roberto. Sí todo bien. ― Pensé que me llamaría, que quizá alguien pondría algún reparo a entregarle a usted esas codiciadas tarjetas. De hecho me asombra que no fuese así. ―confesó el delegado. ― Bueno, lo cierto es que al parecer los rumores vuelan y salvo los dos o tres primeros afectados, el resto parecía estar esperando mi aparición. A Roberto le cambió la cara. ― Le advertí claramente sobre la necesidad de discreción, señora Villaescusa… ―…y así se lo advertí a todos, pero algunos estaban claramente al tanto. Unos la tenían preparada en un sobre esperando que pasase a recogerla, y otros confesaron sin tapujos saber que iría. ―Entonces o no explicó usted suficientemente claro que no debían comentar nada a nadie, o no tomaron en serió su advertencia… ―Le recriminó Roberto a la colombiana. ― O alguien filtró este asunto hace meses desde Madrid, o lo comentaron a la hora del almuerzo, o como dijo el encargado de exportación “era algo que olía mal”… ―se defendió Yeimy. Un tenso silencio invadió el despacho. La contable y el ...
    ... delegado se estudiaron con la mirada. ― Bueno, más tarde le pediré que señale a tres de esos “enterados” para poder hacerles un par de preguntas. Por cierto, ¿le resultó de ayuda el documento que le entregué? ― Preguntó Roberto para enfriar un poco el ambiente ― Sólo en un par de casos, la verdad. Aunque si le soy sincera ese documento me resultó especialmente útil a mí misma, para sentirme respaldada y darme confianza para tratar con toda esa gente con tanta rosca. ― ¿Con “tanta rosca”? Imagino que se refiere a tener buenos contactos, ¿no? ― Sí, es verdaderamente lamentable la cantidad de sueldazos que esta empresa se podría ahorrar. ― Eso pasa siempre, alguien debe tomar las decisiones y supervisar cada departamento. ―explico Roberto. ― Con un sistema de incentivos por objetivos para la gente que trabaja de verdad sobrarían la mitad de esos consejeros, supervisores y chupamedias que no hacen nada de nada. ― ¿”chupamedias”? ―pregunto el Delegado realmente hechizado por la perspicacia de la guapísima secretaria de contabilidad. ― Empleados que sólo se dedican a alabar y agradar a sus superiores, sobre todo a quienes movieron los hilos para que ellos entrasen en la empresa. Aduladores y recaderos que objetivamente no aportan nada a la empresa. ― ¡Ja! ¡Ja! ¡”Chupamedias”! ¡Quieres decir un “pelota” o un “lameculos”! ―rio el delegado. ― “Lameculos” ―Contesto Yeimy sonriendo en correspondencia. Un nuevo silencio se abrió hueco en aquella conversación. Sin embargo, esta vez una ...
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