La andaluza embarazada
Fecha: 21/10/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... agujerito. Su clitoria estaba en extasis, y gemía cada vez que pasaba mi lengua sobre él, de abajo hacia arriba. Joder, no hay cosa que me guste más que comerle el coño a una mujer, y el coño de esa mujer me volvía loco. Le comí sus partes bajas hasta que se corrió. Sus jugos viscosos y salados me llenaron la boca. Mi polla estaba mojada y dura. Lista para entrar. Pero estaba tan caliente que una mamada me haría correrme enseguida. Así que me dispuse a hacer polvo a esa mujer, a reventarla por zorra. Ella, aun extasiada, se quitó el vestido y no pudo hacer otra cosa que seguir tendida sobre la cama. Yo me despeloté,me quité todo, dejé me polla dura al descubierto. Me puse de pie y cogí sus piernas y la eché hacia mi. Con sus tobillos en mis manos, la abrí un poco más y le metí todo mi pene, hasta el fondo, sin darle oportunidad de reponerse del anterior orgasmo. Estaba tan mojada que entró fácil y rápidamente. Su coño estaba caliente y prieto. Había que aprovechar ese momento, ya que dentro de medio ya no estaría tan prieto ni caliente. Me la estaba follando, con un mete y saca suave y hasta el fondo. Haciéndola gritar del placer. Suavemente, pero cada vez más fuerte, así me lo pedía ella. Y así lo hice, arremetiendo poco a poco, suave al principio pero salvajemente después, penetrando con fuerza, chocando mis huevos contra su coñito. Yo estaba en las nubes, muy caliente y con ganas de correrme, pero un era muy pronto para eso. Cada vez que pensaba en la situación, me ponía ...
... aun más caliente. Me estaba follando a una embarazada infiel y eso me tenía totalmente encendido. Por el móvil ella me había enseñado su culo infinidad de veces, y ahora lo tenía ahí, para mi. Y no lo desaproveché. La di vuelta y la puse como a una perrita, como a una perra caliente, y nuevamente se la enfundé toda, pero ahora con la panorámica de su culo y esa cinturita que pronto desaparecería. La penetré casi con rabia, muy fuerte, tan fuerte que soltó el mayor de sus gemidos. Con el vaivén de mi cintura me la estuve tirando así por lo menos unos veinte minutos. Su espalda sudada, su pelo humedeciéndose, atiborrada de placer, así estaba ella. Yo, ni que decir. En eso que me la estaba follando, suena mi móvil, eché un vistazo rápido y vi que era mi mujer, que se interesaba por mi y por cómo había ido el viaje. Cogí el móvil mientras mi polla seguía dentro de Raquel y envié un whatsapp con un escueto: "cariño, estoy bien, haciendo el check-in, luego te llamo". Mi conciencia me dio un aviso, pero en ese momento me dio igual. Lo que yo quería era darle a mi zorrita todo lo que había acumulado durante tantos meses de calentón cibernético. Ella no paraba de gemir, cada vez más fuerte, se intuía una nueva corrida. Comencé a hablarle, mientras miraba ese culazo delicioso que gastaba. –¿Te está gustando, eh zorrita?– –Te gusta sentir mi polla sin condón dentro de ti?– Le pregunté sin esperar ninguna respuesta. –Ahora que estás preñada, ya no puedes volver a estarlo, así que voy a ...