1. La andaluza embarazada


    Fecha: 21/10/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Ella y yo nos habíamos conocido cibernéticamente como se suele decir. Jugando al Apalabrados. Así empezaron nuestras charlas calientes. Ella, una mujer de 33 años, casada y madre, y yo, un tipo de 31, casado y padre. Después de haber pasado tantas horas calentándonos a través del teléfono móvil, un día decidí viajar hasta su pueblo, o lo más cerca posible de su pueblo. Siempre he sido un viajero, así que mi mujer no se extrañó que me cogiera un par de días para salir con mi mochila de viaje. La decisión me costó, pero no todos los días uno puede follarse a la mujer y madre de alguien. Además ella, la chica del juego, llevaba tiempo pidiéndomelo. Cogí el avión y me fui al sur. Quedamos en un pueblo aledaño al suyo, para no levantar sospechas, en un hotelillo sencillo y andaluz. Yo llegué primero. Estaba nervioso, solo nos habíamos visto y oído por fotos y vídeos en el móvil. Abrí mi mochila y saqué mis pocas cosas, mis útiles de aseo, la ropa y la caja de condones que había comprado en una farmacia antes de llegar al hotel. Cuando picaron a la puerta el corazón me dio un salto, ella ya estaba aquí. Abrí y la vi por primera vez en persona. Llevaba un vestido primaveral y el pelo suelto. –¿Raquel?– pregunté, por decir algo. –Sí, ¿esperabas a alguien más acaso?– me contestó la andaluza con todo su acento. La invité a pasar. Ella entró y me besó apasionadamente sin rodeos. Se me puso dura enseguida. –Tengo que decirte algo que no te había dicho antes, por miedo– me dijo ella. ...
    ... –Soy todo oídos Raquel– le dije con cierto nerviosismo. –Estoy embarazada de casi tres meses– confesó. La verdad es que no me esperaba esa noticia, y tuve que pararme un par de minutos y tomar el aire para asimilarlo. Porque ya no solo iba a follarme a la mujer y madre de alguien, sino que también me iba a follar a alguien que llevaba a otro alguien dentro. Muy fuerte, pero muy morboso. –Aún así quiero que me folles– me dijo ella. Yo estaba alucinando con la pedazo de zorra que había encontrado gracias a un simple juego del móvil. Increíble. –No hay problema nena, voy a follarte como nadie lo ha hecho, y además ni siquiera voy a ponerme condón– afirmé. Y así empezamos. La andaluza embarazada y yo. Llevaba tiempo queriendo tirarme a esa mujer, y por fin iba a suceder. La tumbé en la cama, me abalancé sobre ella y empecé a besarla, nuestras lenguas se entrelazaban lujuriosamente, sexualmente. Metí mi mano por debajo de su vestidito para tantear el terreno. Estaba totalmente depilada y muy muy mojada. Las embarazadas suelen mojarse mucho más, y era cierto. Después de esa comprobación no pude reprimir mis deseos y bajé por sus piernas, me puse de rodillas a los pies de la cama, con mis dos manos la despojé de sus braguitas húmedas. Qué espectáculo de coño estaba viendo desde esa posición. Ya sin bragas, hundí mi cabeza en su concha y comencé a comérsela toda, mi boca se impregnó de todo su caliente jugo. Mi lengua recorría sus labios vaginales y de vez en cuando se hundía por su ...
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