Inicio de cornuda
Fecha: 16/10/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Éste es el proceso por el que me convertí en cornuda. Llevamos 16 años de casados, y desde hace cuatro he ido aprendiendo a disfrutar de mi situación de cornuda y sumisa. En ese entonces, mi esposo tenía 42 años y yo 48, y la fantasía de integrar a otra mujer en nuestra intimidad era la más recurrente, si bien al principio me pareció vergonzante y humillante, ante una situación inesperada....debuté. Trabajábamos juntos en un negocio propio, durante muchos años lo hicimos solos pero en determinado momento fue necesario contratar a una persona. La elegida era una chica de 25 años, verdaderamente hermosa, una escultura, pero lo más atractivo era su carácter emprendedor, aunque era algo autoritaria y orgullosa, hecho por el cual, a poco tiempo de desempeñar su labor comenzaron las discusiones entre ambas. Con mi esposo alternábamos el horario en el negocio ya que uno u otro debíamos visitar clientes. Cuando coincidíamos los tres en el trabajo, comencé a notar la manera en cómo él la observaba, especialmente sus tetas erguidas, sus pezones se endurecían ante la mirada de mi esposo y en esos instantes ella me miraba desafiante, lo cual me irritaba enormemente, lo que me llevaba a reñirla con más insistencia ante cualquier circunstancia. Noté que mi esposo disfrutaba de ello, cosa que me enervaba aún más. Ante este tipo de situaciones, mi marido comenzó a provocarme durante nuestros contactos sexuales...cuando yo estaba excitada me hablaba de ella...de lo ricos que deberían ser sus ...
... pezones, de esas tetas bien formadas...de su culo parado y redondo...en el estado de excitación en que yo me encontraba, a pesar de la humillación que me producía el ser comparada con una chica a la que le doblaba la edad, aceptaba la situación, de lo contrario él interrumpía el encuentro sexual amenazándome que si no lo complacía en compartir sus fantasías, se sacaría la calentura con ella. Progresivamente fue aumentando el nivel de las humillaciones y comenzó a proponerme deberes: durante el tiempo que compartíamos los tres en el negocio, me obligaba a mirar sus tetas con insistencia, o debía hacerle recoger algún objeto ubicado en un estante bajo, de manera que él pudiera observar su culo bajo la corta falda que llevaba puesta. Luego, en nuestro lecho, me recordaba cómo yo le miraba las tetas a Elina (así se llamaba ella) y fantaseaba con que yo se los chupara...nunca había sentido a mi esposo tan caliente, en la vida cotidiana se había vuelto muy atento conmigo, me agradecía constantemente por el placer que esta situación le causaba; mientras me sodomizaba la nombraba a ella y cerraba los ojos imaginando que era a ella a quien se estaba enculando. Llegó al extremo de hacerme masturbar y en los instantes previos de mi orgasmo debía nombrarla y decirle que estaba caliente con ella. Cuando quise acordar, noté que yo también disfrutaba de esta experiencia, me hacía feliz complacer a mi marido y el cambio en su actitud diaria hizo que accediera en compartir sus fantasías sin ...