Tres primas, tres pitbulls
Fecha: 12/10/2018,
Categorías:
Zoofilia
Autor: Key-Q, Fuente: SexoSinTabues
... centímetros su rojo, puntiagudo y delgado pene desde su capullo cuando se apoyo en mis hombros al echar sus caderas para adelante al hacer movimiento de cioto. Pense que era justo satisfacerlo, pues yo ya llevaba más de un año y medio disfrutando de su lengua y para él nada. , así que sin mayores tapujos me puse a 4 patas apoyada en mis manos y rodillas cual perrita esperando ser montada. , pero Ricky me tomaba de cualquier parte. , si bien en un 30% de sus intentos me agarro de las caderas, las otras veces se apoyaba atravesado sobre mi espalda o me aferraba por un lado del cuello con una mano y de la axila del lado contrario con la otra, permitiéndome ver de cerca cuando se asomaba la punta de su rojo aparato, el que pese a no ser muy bello estéticamente ya me estaba pareciendo apetitoso para albergarlo al interior de mi vagina. Luego de casi un mes intentándolo Ricky ya aprendió que me tenia que tomar por las caderas, pues en varias ocasiones quedo masturbándose entre mis glúteos, pero solo llegaba hasta ahí sin poderme penetrar, ni siquiera mi ano peligraba pues su aparato quedaba frotándose transversalmente y más arriba que la entrada de este. Fueron alrededor de seis meses en que estuvimos así haciéndolo a diario por las tardes cuando estaba sola en casa, hasta que Ricky comenzó a disminuir en sus intentos de aparearse conmigo y yo a conformarme solo con sus lamidas. Al parecer ambos nos convencimos de que eramos anatómicamente incompatibles, y note que paulatinamente ...
... mi perro comenzó a bajar el interés por mi sexo. , con el tiempo me di cuenta que hasta dos o tres veces por semana no pasaba la noche en mi habitación, pues la escotilla que hicimos en mi puerta para él, solo le permitía salir y quedaba a fuera estando mi puerta cerrada. También el muy tonto comenzó a jugar a aparearse con los muslos de mis padres cuando ellos llegaban de sus respectivos trabajos y eso me daba mucha vergüenza, pensando que podrían sospechar de mis juegos sexuales con Ricky. Y al poco tiempo de notar eso, me propuse dejar de tener encuentros de ese tipo con mi perro. Bajamos notablemente la frecuencia, llegando a una vez al mes haciéndolo solo en esos días que me era inevitable pues andaba muy ganoza y él algo percibía en el olor de mis fluidos e insistía hasta el cansancio terminando por hacerme ceder a dejarlo que devorara mis jugos vaginales mientras yo aprovechaba de masturbarme, pero ya no lo dejaba que tratara de montarme. Paso algo más de tiempo, yo ya tenía 14 y mi Ricky mas de 3, eran fines de primavera y ya estaba de vacaciones de la escuela, dándose el hecho de estar mucho tiempo a solas con mi perro, ya había logrado hacerlo solo un día al mes y me preocupaba la situación de tenerlo a mi entera disposición, pero así y todo lograba reprimirme. Hasta que un día en que venia saliendo del baño de darme una ducha fría, pese a no estar en mis días calientes Ricky se puso a hostigarme metiendo su hocico por debajo de la toalla en que venia envuelta rumbo ...