Ayudándole a un amigo
Fecha: 06/09/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: arandi, Fuente: RelatosEróticos
Un viejo amigo se casó (hace ya tiempo) con una chica que años antes había sido compañera de la secundaria, de hecho los tres nos conocimos allí. Tras algunos años, me pareció raro que no tuvieran hijos. Supuse que así lo habían planeado y yo no quise indagar en el tema, sin embargo, una ocasión me topé con Lorena (la esposa de mi amigo) y nos pusimos a platicar un buen rato. De repente el tema salió y ella no pudo contener las lágrimas al sentirse afligida pues ella deseaba un bebé. Me conmovieron sus palabras cuando ella me confió que si no habían concebido hasta ahora era por que Mario (mi amigo) era estéril (cosa que supieron gracias a pruebas médicas llevadas a cabo por ambos). Según me dijo, los médicos le habían asegurado que ella no tendría problema alguno para quedar encinta pero el caso era diferente para mi amigo quien no podría fecundarla. Él no terminaba de aceptar tales pruebas y seguía intentando preñarla pero sin éxito. Si bien durante nuestros estudios de secundaria Lorena y yo no fuimos precisamente amigos íntimos y fue hasta que Mario y ella se casaron que se estrechó nuestra relación, en ese momento me conmoví y sentí pena por ella. La abracé casi que por instinto y compartimos el sentimiento. Trate de consolarla diciéndole palabras que pretendían animarla pero parecía que ella estuviera cerrada a otras opciones como la adopción, ella quería un hijo o hija pero de ella. Después de un rato de conversación nos despedimos y ella me invitó que nos reuniéramos ...
... pronto. Fue así que una noche días más tarde fui a casa de Mario y Lorena invitado a cenar. Durante tal cena no pude evitar lo atractiva que lucía la esposa de mi amigo, parecía que se hubiese arreglado para salir a una velada nocturna y no para un encuentro entre amigos. Un vestido muy ceñido a su cuerpo lo perfilaba destacando sus voluptuosas nalgas a la vez que acentuaban su escueta cintura y el escote mostraba con evidencia los dos hermosos senos que portaba. Cuando mi amigo nos dejó por un breve momento para ir al baño tras beber varías cervezas, Lorena me habló con una franqueza que nunca había percibido antes en ella. Con firmeza me pidió un favor al que, vergonzosamente no me negué, pese al perjuicio que le acarrearía a mi amigo. Poco después regresó Mario y continuamos la velada como si nada y, sin embargo, Lorena y yo nos mirábamos muy distintamente. Días después alguien toca a la puerta. Debe ser ella; mi corazón late muy rápido, la sangre se me embota en la cabeza e incluso siento que mis manos tiemblan al abrir la puerta. «Estoy a punto de traicionar a mi amigo». Tras abrir la veo. Una mujer de una preciosa piel morena; cabello largo, lacio, color negro; de complexión bien proporcionada con pechos grandes y firmes, caderas redondeadas. Ese día viste una blusa corta que deja al descubierto la tersa piel de su abdomen, lleva unos jeans deslavados bien ajustados que remarcan sus curvilíneos muslos y bien torneadas piernas. Lorena me sonríe saludándome con un fresco ...