1. Mi gusto por los maduros comienza así


    Fecha: 13/08/2018, Categorías: Sexo con Maduras Infidelidad Autor: Samantha Maggie, Fuente: CuentoRelatos

    ... 18 decidí que estudiaría enfermería, como mi mamá. Yo cursaba el primer semestre cuando al departamento de al lado se mudó una pareja joven. Yesenia, de unos veintitantos y su novio Manuel, de 35. Él, aunque no era especialmente guapo, me atrajo desde que lo vi. Casi todos los fines de semana los recién casados recibían visitas y yo aprovechaba cualquier pretexto para salir y ver a Manuel, aunque fuera de pasada. Para llamar su atención, me ponía alguna falda cortita y una blusa pegada y esperaba verlo salir de su apartamento para fingir que nos encontrábamos por casualidad. Me agradaba notar que su vista se desviaba discretamente de mi rostro a mi cuerpo cuando me saludaba. Y por la forma discreta en que lo hacía, se notaba que era un hombre respetuoso de su mujer y eso lo hacía más atractivo para mí. Me imagino que debió costarle mucho trabajo no decirme algún piropo o lanzarme alguna mirada más impúdica cuando nos topábamos solos en el pasillo o en las escaleras del edificio. Un día que yo volvía a casa luego de la escuela, por casualidad, me encontré a Manuel en el metro. Al principio, yo no lo había visto y no pude evitar sonrojarme cuando se acercó a saludarme con un beso en la mejilla. Al tenerlo cerca, noté que mi vecino olía delicioso y era más atractivo que visto de lejos “-Qué suerte tiene su mujer.” Pensé, intentando no demostrarle lo nerviosa que me ponía al tenerlo tan cerca. Comenzamos a platicar y a cada estación, el vagón se fue llenando más y más, hasta que ...
    ... fue inevitable estar muy juntos. Todavía faltaban 3 estaciones para llegar a nuestro destino. Y en algún momento, un viejo oportunista se quedó muy pegado detrás de mí. Manuel, al darse cuenta, me atrajo hacia sí y en voz baja me dijo –Ven, yo te cuido. Ya casi llegamos- Me colocó delante de él a una distancia prudente y me hizo sentir como una princesa protegida por su héroe. Yo quise premiar su caballerosidad pegándome a su cuerpo, con toda la intensión de dejarlo sentir mi trasero en su paquete. Pero Manuel se hacía para atrás tanto como podía. Sin embargo, al final, no pudo evitar que le frotara la verga con mis nalgas hasta ponerla durita. Llegamos al edificio y nos despedimos como siempre, aunque debo confesar me sentía muy tentada a darle un buen beso en la boca antes de dejarlo ir. Por aquellos días pensaba muchísimo en mi vecino, creo que comenzaba a obsesionarme, pero aun así, sabía que no tenía mucho chance con él y poco después, acepté ser novia de René, un compañero de mi universidad. Llevábamos pocas semanas de iniciada nuestra relación, cuando René empezó a insistir en que tuviéramos sexo. Yo no quería ponérselo tan fácil, así que al principio, René tenía que conformarse con besarme y acariciarme en la semioscuridad del vestíbulo de mi edificio cuando pasaba a dejarme en las noches después de clases. Lo malo fue que con el tiempo, yo iba deseando más y más darle gusto a sus peticiones. Sus besos me calentaban horrores y una vez en que me puso muy cachonda, dejé ...
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