1. Coincidencias


    Fecha: 04/10/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... lamento mucho. Iba a preguntar qué lamentaba, pero hubiera sido una pregunta retórica, así que simplemente asentí con la cabeza sin pronunciar palabra. Pero no salí. Su mano se posó en mi brazo, a la altura de la muñeca izquierda, me detuve mirándola sorprendido, cuando noté toda su fuerza tirando de mí. La puerta se cerró, así como los dos portones de seguridad. Sin dejar de mirarme fijamente, alargó la mano libre hacía la botonera del ascensor, pulsó el de stop y me besó con ansia. Me pilló por sorpresa, pero mentiría si dijera que me negué o que me mantuve digno. Al contrario devoré sus labios con la misma intensidad que ella devoraba los míos. Mi lengua buscó la suya con tanta necesidad como ella aportaba. La besé en el cuello, mis manos tomaron sus pechos mientras las suyas bajaban a mi entrepierna, suspirando al son de aquella música tan conocida por mí, coló la mano y me sacó el miembro, susurrándome al oído fóllame, fóllame. Vestía un pantalón fino. Busqué el botón para desabrocharlo, pero no lo encontré, pues lo tenía en la cadera. Ella lo liberó, bajando la prenda hasta medio muslo, abriendo con limitada dificultad las piernas cuando colé la mano entre ellas, hasta que repitió, fóllame, dándose la vuelta para ofrecerme su cara posterior. Curvó ligeramente la columna para facilitarme la entrada, apoyando las manos contra el espejo mientras las mías la tomaban de los pechos, una en cada uno, abrigados, sintiendo un tacto artificial que nada tenía que ver con la ...
    ... libertad con que los había degustado. Cuando me derramé en su interior, hacía rato que se había corrido pero su respiración se mantenía acelerada. Me aparté dejándome caer hacia atrás hasta quedar apoyado en la pared opuesta del pequeño habitáculo, con las piernas semi flexionadas y la polla en ristre. Se subió el pantalón con calma, acompasando su respiración, pulsó el botón del quinto, me besó suavemente en los labios y empujó la puerta para abandonarme a mi suerte. Estuve tentado a mandarle un mensaje de texto o incluso a llamarla, pero no me atreví. No sabía a qué había venido el encuentro del ascensor, pero me dejé guiar por el instinto y esperar acontecimientos. Tampoco tenía claro querer volver con ella, después de un año que había sido difícil para mí. Maite tampoco dio ningún paso. Al menos no conmigo pues coincidí en el portal con su novio dos días después. Yo salía, él entraba, risueño y simpático como siempre. Nos saludamos con educación y cada uno emprendió su camino. El mensaje llegó una semana después, pasadas las diez de la noche. ¿Estás ocupado? No. ¿Puedes subir un momento? Iba a responder para qué quieres verme, pero tecleé dos letras, ok. La puerta estaba entornada, así que la empujé. Maite me esperaba de pie, al final del recibidor, con el vestido camel que se compró quince meses atrás. Sus jóvenes piernas brillaban como un diamante, su bien definido cuerpo me llamaba como un imán. Entré prudente aunque sus ojos me transmitían claramente para qué quería verme. ...
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