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Buscando tazas de La Bella y la Bestia
Fecha: 02/08/2018, Categorías: Hetero Infidelidad Autor: Sevillano, Fuente: CuentoRelatos
... sintió ningún reparo. La otra mano de Verónica agarró con fuerza uno de los brazos de Marcos y la segunda corrida de ella llegó. Todo su cuerpo se estremeció acompañando a los gemidos. Estaban empapados en sudor. Marcos se separó y se sentó, mirando a los ojos a una exhausta Verónica. -Esta posición me está matando jajaja -dijo él – necesito un coche más grande. -Me has dejado destrozada -dijo ella entre suspiros – Pero todavía nos queda que jugar. Y diciendo esto se reclinó en el sillón abriendo las piernas. Marcos cogió uno de los condones, lo abrió y se lo colocó. Se puso entre las piernas de ella. Ella no tuvo más remedio que colocar uno de los pies sobre la banqueta trasera e incrustar otro en el espacio entre los dos sillones delantero. -Puto espacio -dijo Marcos. Noto las manos de ella en sus hombros impidiendo que siguiera su aproximación a penetrarla. La miró a los ojos. -Follame fuera. -Qué? -Mañana quiero que me duela todo el cuerpo, pero de follar contigo no de las posturas que tenemos que coger aquí. Follame fuera. Vamos! Y diciendo esto se escurrió de debajo de Marcos, empujándolo y saliendo fuera. Marcos la siguió. Ella llevaba todavía las zapatillas pero Marcos iba descalzo y lo notó cuando algunas piedras se le clavaron en los pies. Pero no sintió dolor. Solo sentía deseo ante aquel menudo cuerpo que lo esperaba con la espalda apoyada en la puerta delantera. Marcos ya no era él. Parecía poseído por el deseo. Llego a la altura de Verónica que lo esperaba con ...
... su eterna sonrisa en los labios. La besó bestialmente, poniendo sus manos en su culo y apretándola contra él. Las lenguas volvieron a su danza… Sentía ganas de aplastar aquel cuerpecillo contra el suyo y el sentir esos pezoncillos contra su cuerpo, el sentir su polla contra aquella piel… Joder. Quería meterle la polla. Quería metérsela una y otra vez. Sin embargo, sin saber muy bien la razón. Se agachó. La propia Verónica le preguntó que qué hacía. Aunque la pregunta no necesitó la respuesta de Marcos. No le respondió con palabras, sino plantándole de nuevo la boca sobre el coño tras obligarla a separar las piernas y a levantar un poco la derecha. -Joder, lo tengo ya al rojo vivo. No hagas eso, por favor. Aunque dijo eso, Verónica no hizo mucho por evitarlo. Y allí, tras unos minutos de lamidas y lengüetazos se corrió por tercera vez. Esta vez el gemido fue cambiado casi por un grito. Marcos notaba el sudor en todo su cuerpo, un sudor de él pero también mezclado con el de ella. Se levantó y la volvió a besar. Ella estaba con la cara completamente colorada, sonrojada, sudada. Ya no era uno el mechón de pelo suelo, sino varios. Y sus ojos verdes brillaban de forma especial. Marcos nunca había visto nada igual. Y nunca había deseado tanto follarse tanto a una chica. Todo su mundo se encerraba ahora mismo en una sola cosa: iba a meterla la polla a Verónica. Estaba supererecta y él temía que con un par de empujones se corriera. Pero ese temor no tapaba lo que era su único objetivo ...