Mireya y yo
Fecha: 06/07/2018,
Categorías:
Confesiones
Infidelidad
Autor: Zaratustra, Fuente: CuentoRelatos
... sorpresa. -A qué te refieres, de qué me hablas? -A qué esta noche me vas a coger. Pero escúchame bien, será la primera y última vez que me cojas, o sea que aprovéchalo bien porque será cosa de una sola noche. Nunca más. -Qué? Porqué? -No hagas preguntas tontas y conduce. Llévame a un hotel. Mis papas creen que pasaré la noche con Minerva. -Una cosa más- me dijo. No quiero que me cojas a mi, a Mireya, cógete mi cuerpo como mejor te venga en gana, no pienses que estás conmigo, va? Te presto mi cuerpo por una noche, úsalo como mejor te plazca. Dame la cogida de mi vida. Entramos a la habitación ella escondida en la cajuela del coche por obvias razones y una vez adentro ambos nos desnudamos sin decirnos nada ni tocarnos, solo nos desnudamos totalmente y quedamos frente a frente. Por fin frente a mi y para mi. Había visto tantas veces a ese pequeño cuerpo entregarse a las más sucias pasiones sin haberlo nunca tocado y ahora frente a mi, ese cuerpo me pertenecía para proveerme de placer. -Quédate de pie, en posición de firmes- le dije. Me acerqué a ella, me puse justo enfrente de ella con mi glande rozándole el vientre. Tomé mi falo y lo empecé a untar suavemente por su vientre, nalgas y muslos, primero muy suave y luego cada vez con más presión. -Abre ligeramente las piernas- le dije ya más en tono de orden que de solicitud. -Un poco más, así, rico. Me puse detrás de ella y coloqué mis 23 centímetros de maciza entre sus hermosas piernas sintiendo la humedad pegajosa de su ...
... experimentado sexo juvenil y empecé un mete-saca suave, lento pero lo más profundo posible saliendo mi glande por la parte delantera de sus muslos simulando una hermosa y joven chica con un gran falo mirándose frente al espejo. Creo que ella pensó lo mismo porque al ver mi glande entrar y salir de entre sus muslos su respiración se aceleró y sus pezones brotaron por entre mis dedos. Me voltee de posición y me puse frente a ella para incrustarle mi tranca por entre los muslos pero ahora fundiéndome en un gran beso empapado de saliva en su boca mientras mis manos se posaron sobre sus generosas y hermosas nalgas mayugandolas con presión sintiendo todas sus carnes entre las mías. -Qué pedazo de hembra me estoy comiendo!- me dije a mi mismo disfrutando el sentir de mi palo deslizándose entre sus muslos, el asir de mis manos sobre sus glúteos y la sensación de tener sus pezones inflamados rozando mi pecho mientras lamia todo su rostro, cuello y hombros con mi lengua viperina. Dios, un manjar para los dioses, un ostión para glotonear. Y al pensar en el ostión que es este cuerpo que me estoy cogiendo inmediatamente me puse en cuclillas, le abrí las piernas y probé su néctar ya escurriendo humedades lascivas de chics joven pidiendo verga. Y de ese cáliz bebí, lamí y chupe por varios minutos que me parecieron fracciones infinitesimales de gozo. Intenté hacerle un mete-saca con mi lengua hurgando entre sus labios pero ya mi lengua estaba exhausta y no me respondía. Me incorporé y la llevé al ...