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El invitado
Fecha: 30/09/2017, Categorías: Sexo en Grupo Primera Vez Autor: Eroslifewoman, Fuente: CuentoRelatos
... pequeño con un mueble con espejo en frente. Sonaba Malú de fondo. Acompañé a aquel hombre siguiéndole por un pasillo con la pared de mi izquierda de color amarillo y techo de madera. Tenían colgados tres cuadros de tres mujeres negras en esa pared. La siguiente estancia era un comedor no muy grande pero muy luminoso con unos grandes ventanales y un armario a mano izquierda. Me quedé observando unos instantes dos fotos que había sobre el armario. En una de ellas los dos sentados frente a una mesa y ella, especialmente hermosa con el pelo recogido. Seguramente alguna boda. A mi derecha dos habitaciones. La azul, debía ser de los críos y la otra, con las paredes verdes, la del matrimonio. Desde mi posición solo veía una parte de la cama y unos pequeños pies desnudos con las uñas pintadas de lila oscuro. Unos segundos más y me acerqué a la puerta… la vi. El entró en la estancia antes que yo y ella le miró. Después entré y la miré, ella me miró y rápidamente bajó la mirada. Ella, era una mujer con el pelo castaño muy claro tirando a rubio, estirado y recogido hacia atrás con una simple coleta que comenzaba casi en su nuca. Sus ojos eran verdes y se le veían cansados lo que me hacía pensar que no dormía demasiado. Exceptuando sus labios a los que había aplicado una base de brillo no iba maquillada. Bastante blanca de piel debía tener unos 40 años más o menos. Aunque no en exceso su cara reflejaba leves signos de cansancio pero aun así y en aquel momento resultaba una mujer que ...
... cualquier hombre se habría follado en ese mismo momento. Un sujetador blanco y unas bragas del mismo color eran lo único que la separaba de la desnudez total. Estaba medio-estirada, apoyando su espalda en la almohada y en el respaldo de la cama mientras se fumaba un cigarrillo. Aunque es difícil adivinar la altura de una persona estirada aquella mujer debía estar en el metro sesenta y pico. Las copas del sujetador me indicaban que sus tetas no eran muy grandes. Quizás una 85 o 90 de talla y aun así le venía un pelín holgado. Se la notaba nerviosa. Sus piernas estaban flexionadas pero en seguida las estiró sobre la cama. Acto seguido apagó el cigarrillo en el cenicero que tenía sobre sus piernas y lo dejó sobre la mesita. -Bueno! (dijo el) no tenemos mucho tiempo, y estamos para disfrutar de un momento lleno de erotismo y sensualidad. Cariño, (mirando a su esposa) tú decides hasta donde deseas llega (él estaba impaciente, se le notaba). -Hola (le dije sonriéndole). -Hola (contestó intentando sonreír). Me miró de nuevo y una leve sonrisa se le escapó así que decidió de nuevo bajar la mirada como si sintiese vergüenza de lo que iba a hacer. Su timidez era normal teniendo en cuenta la situación. Aquel hombre estaba en su casa para follársela delante de su marido. Y ella lo sabía. -En serio, si te encuentras incomoda solo has de decirlo y se parará (le dijo a ella) Ella le miraba. Y de vez en cuando me miraba a mí. Pero muy sutilmente. -Empecemos tranquilos y sobre la marcha (le dije ...