El terrible peso de la duda
Fecha: 26/06/2018,
Categorías:
Infidelidad
Hetero
Autor: Rape2, Fuente: CuentoRelatos
... lo había estado durante la cena. En realidad mi deseo no había desaparecido, sólo se había adormecido y las caricias de ese tío lo estaban volviendo a despertar. Por fin sus manos se decidieron a buscar por debajo de mi falda y cuando noté sus dedos retirar la tela de mi tanga y llegar hasta mi clítoris fue como perder la conciencia de mí misma. Ya no importaban ni la música, ni la gente, ni el calor, ni el baile, tan sólo abrí las piernas y me dediqué a saborear las sensaciones que sus dedos hacían surgir de mi entrepierna. Escalofríos de placer recorrían toda mi columna vertebral. Ráfagas de placer iban de mi coño a mi cerebro y luego de vuelta a mi coño. Era maravilloso. Cuando me corrí creo que estuve a punto de caerme. De hecho no me caí porque mi amigo me sujetaba fuertemente. El mismo me sacó de la pista de baile de la mano. Yo le seguía como una autómata, todavía drogada por el efecto devastador del orgasmo. Hasta que no me invitó a entrar en su coche no me di cuenta realmente de lo que allí estaba pasando pero ya no era momento para hacerse la estrecha. Dentro del coche me desabrochó la blusa y dio con el cierre de mi sujetador, que cayó entre mis manos mientras nos besábamos apasionadamente. Sus manos gruesas y algo rudas se apoderaron de mis pechos sensibles y los comenzó a magrear con fuerza. Yo misma me bajé las bragas hasta los tobillos y abrí las piernas mientras buscaba con desesperación su polla bajo los bóxer. No recuerdo mucho más de aquel chico, sólo que ...
... estaba tan caliente que se corrió rápidamente vaciando todo su esperma en mi vagina sin casi llegar a disfrutar del polvo. Casi con la misma rapidez con la que me había follado se despidió de mí y lo perdí de vista. Llegué a casa sobre las siete de la mañana. Me di una ducha para quitarme los restos de semen y sentirme así limpia. Me puse unas bragas y una camiseta fina y me acosté en la cama, junto a mi novio que se había despertado con el ruido. ¿Qué tal ha ido? –me dijo a la vez que su mano buscó un pecho. Bien, pero tengo mucho sueño, estoy cansada. –le dije para evitar tener que complacerle. Esa noche no pude dormir casi nada. Todo el rato me venía a la cabeza la misma idea. Había sido una inconsciente, primero por engañar a mi novio, el cual no se lo merecía, pero segundo, y peor aún por haber estado con un tío al que no conocía de nada y sin tomar precauciones. No me preocupaba que me dejase embarazada, eso era casi imposible, pues desde hacía tiempo tomaba anticonceptivos, lo que me preocupaba era que me hubiese pegado alguna cosa. Por eso tampoco quise hacer el amor con mi novio, por miedo a que yo me hubiese contagiado y pudiera pegarle algo a él también. Al día siguiente fui al médico para hacerme la prueba del SIDA. Mientras tanto los días iban pasando. Yo seguía muy preocupada, dormía mal, tenía mal carácter y a veces lloraba sin ninguna causa aparente. Por las noches mi novio me reclamaba atención y yo me las veía y me las deseaba para darle largas. Lo de que ...