El mejor amigo de una mujer casada
Fecha: 10/06/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos
... no pude evitar que mi pícara mente se pusiera a imaginar. –Roberto, desde luego suena bien. Ya sé que sonará estúpido, pero conforme se acercaba el día me sentía inquieta y alterada, como una adolescente a mis 39 años. No le ponía cara, la verdad. Con eso que era viajero a lo mejor se parecía a uno de esos héroes aventureros, ummm… Por otro lado, Martín es demasiado delgado como para resultar varonil, y con la excusa de ser alternativo va siempre bastante descuidado, con barba de tres o cuatro días, vestido con lo primero que se encuentra al abrir el cajón del armario, etc. Además, ocurre que en la cama mi marido es poco innovador y nada transgresor. Tampoco es, digámoslo claro, de esos exageradamente dotados, de esos que sobrecogen a una mujer. Hace tiempo que no siento aquel deseo de que me penetre… Por Dios, ya lo he soltado. Cuando mi marido me hace el amor ya apenas me divierto ni excito, y si intento llevar yo la iniciativa para disfrutar algo es inútil porque él eyacula enseguida. Así que en no pocas ocasiones acabo imaginándome que estoy con otro hombre, casi siempre el mismo la verdad. Uno de los chicos a los que rechacé en mis años de acné, aparato de ortodoncia y amor para toda la vida. El que fuera hijo del panadero de mi barrio, un chaval sin sustancia que nunca llamó mi atención pues me parecía un inmaduro como todos los de mi edad. Siempre pensando en divertirse, en las motos, en mentir a cualquier tonta para meterle mano, y sin más horizonte que continuar con ...
... el negocio de papa. Pero que por cosas de la vida, y unos disturbios en una manifestación, reencontré al cabo de un montón de años convertido en un oscuro subcomisario de Policía Nacional que según los cuchicheos, no sólo carecía de escrúpulos con los maleantes. Delgado, de un moreno casi pardo, y bien conservado a pesar de sus ojos de noches en vela y de las marcas de decepción en su rostro. Un hombre maduro como yo, que ahora me resultaba terriblemente atractivo, lamentándome de no haber intuido en su día aquella mutación. La cosa es que unos días antes durante el recreo, soy maestra, incluso me había sorprendido a mí misma escuchando a una compañera en trámites de separación. Prestando atención a los detalles de papeleo, abogados, reparto de las propiedades, etc. Estaba hecha un lío. Aunque ya no estaba segura de seguir queriéndole, sí le necesitaba. Sufría por él, y no deseaba hacerle daño, hemos compartido mucho. Además, mi hija necesita a su padre. Sin embargo, para qué nos vamos a engañar, yo siempre he pensado que soy una mujer atractiva, aunque mi marido dejase hace tiempo de hacérmelo saber. Quizás no esté hecha para alguien como él. Mido casi 1’70, salgo a correr a menudo lo que mantiene mi cuerpo a tono y mi piel bronceada. A pesar de ser madre ostento un culo menudo, mis pechos están en su sitio, y si bien ya no soy una chiquilla, mis ojos azul turquesa, nariz respingona, y dientes perfectos me siguen dando un aire fresco e inquietante para los hombres. Pero eso ...