El mejor amigo de una mujer casada
Fecha: 10/06/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos
Este es un relato ficticio y cualquier parecido con la realidad es fruto de la casualidad. **************************** 19 de Septiembre de 2018. Antes de conocerle, temí las consecuencias. Y es que, ya no recordaba ni cuando había empezado a fingir el orgasmo con mi marido. Como os cuento, no fue algo premeditado, simplemente el hecho de que Martín me preguntara qué me parecía si dejábamos que otro hombre se quedara unos días en casa, me pareció una incitación tácita a serle infiel, prácticamente un requerimiento formal para que le pusiera de una vez los hermosos cuernos que sin duda merecía. Por lo visto, un antiguo amigo de la universidad que era enfermero y estaba de vacaciones. Si bien, sólo pasaría un par de días en Cuenca con nosotros. Estaba harta, hace meses que estaba empachada e insatisfecha con el rumbo estático, conocido y tedioso del día a día. Ya no podía seguir amañando mi propia vida para eludir que jamás había triunfado ni fracasado lo suficiente. En fin, era la suma de las partes, y nada en concreto. No es que estuviese enojada con eso de dejar de ser yo para ser la “mamá de Bárbara”, tampoco tener un marido improcedente, ó que me hubiese convertido en la prisionera de la seguridad que siempre me había obsesionado. Mi naturaleza suspicaz y por momentos maliciosa me ha supuesto un lastre social, sobre todo para forjar y conservar amistades sinceras. Pero ese fenotipo que siempre me hacía recelar de las intenciones ajenas y fiarme sólo de la madre que me ...
... parió, me había ayudado al menos a sobrevivir en la vida. Y sin embargo no me sirve esta vez para trazar ninguna ruta de escape del foso en el que se ha convertido mi vida. No, Martín es… bueno. Es muy cariñoso, respetuoso, atento, dulce y sin ser condescendiente es siempre correcto e indulgente. La verdad es que cuando lo conocí, me quedé prendada de su ambición, su inteligencia, caballerosidad, pero sobretodo de su amor insensato y suicida. Así, Martín me fue conquistando con paciencia, gesto a gesto fue ganando la fortaleza en que se había convertido mi desconfiado corazón. Hasta que tras cinco años de novios incluso consintiera casarme con él por la iglesia, tomándole como esposo ante Dios siendo yo atea y roja de pedigrí de toda la vida. Los años en pareja se fueron consumiendo con sosiego, pero con la inquietud diaria de pensar que le había dado mi vida a él, como se la podría haber dado a cualquier otro, idea que me chirriaba en la boca del estómago como una tiza vieja arañando una pizarra. Al ver que la vida se escapa estaba echando en falta algo, un cambio, divertirme, emoción, quizá alguien más temperamental, impulsivo, salvaje, que sé yo. Le dije que sí, que lo invitara, deseando en mi fuero interno que fuera un hombre interesante y seductor. En realidad llevaba meses masturbándome con esa fantasía, serle infiel. Me tenía obsesionada la idea de liarme con otro hombre de una vez. Así que, cuando Martín me dijo que su amigo Rober se quedaría con nosotros un par de días, ...