Recuerdos de Sandra - Segunda Parte
Fecha: 09/06/2018,
Categorías:
Zoofilia
Autor: strayxsuperfan, Fuente: SexoSinTabues
... viendo juntos la película con la cabeza de él en su regazo y salieron a jugar inocentemente en el jardín. Al otro dia de esa primera y única reconciliación, lo sacó a correr a las rutas del bosque que había abandonado hace más de un año. Ya no podía hacerlo en el parque sin que Gandalf zarandeara a otro perro en su torpeza, espantara de muerte a los viejitos o hiciera llorar a un niño. Sin embargo, eso también la hacía sentirse más segura. Nadie indeseado se le acercaría con esa enorme bestia vigilándola. Pasaron casi tres meses. Coincidió con la llegada de esa oferta de trabajo. Se encontraba tan agotada ese viernes de septiembre, poco antes de su cumpleaños, que cuando al fin pudo salir temprano de un pico de trabajo, pidió vacaciones y pasó a casa por su shorts y Gandalf para largarse a correr. Por fin libre, pensó. Estaba segura que no lo volvería a hacer. Nunca lo descuidaría sexualmente de nuevo. Y no, no lo hizo. Aún después de los años, no podía recordar si lo decidió en el momento que sintió cómo se abrió la piel de su rodilla o después de la zarandeada, porque en seguida del portazo en su hombro, perdió el balance cayendo, tirando las croquetas y quedando aturdida por un momento. No cayó de inmediato, si no al atrapar la caja con su propia comida, cuando otro empujón de Gandalf, buscando su espalda para montarla, le hizo estrellar la articulación contra una piedra. El dolor le hizo soltar maldiciones noqueándola por un rato en el que él, con cierta maña y a ...
... fuerza de deseo, repetición y costumbre, con movimientos torpes subía su falda, descubriendo el blanco y precioso trasero de Sandra. Ya estaba subido en ella cuando ella empezó a reaccionar después del dolor. Él estaba acostumbrado a que de los calzones se encargaba ella, pero esta vez no esperó. Ella, bastante encabronada, le gritó que se quitara. Como el perro no entendía, se agachó en posición fetal para ver si desistía. Cosa que no hizo, por supuesto, ya que estaba enloquecido y nada le impediría penetrarla. En vez de ello comenzó a arañarla como si escarbara por su jugoso premio. Los rasguños en su espalda, nalgas y costados de las caderas le dejaron saber quién mandaba y que no tenía manera de librarse de ello. Nada se resolvería hasta que el se sacara las ganas en ella, convirtiéndola en brocheta humana. Lo entendió cuando una de las patas entró por una de las piernas de sus calzones y una garra se encajó en su muslo. De inmediato paró el culo haciendo a un lado su disciplina, orgullo y pantaletas. Las últimas no lo necesitaron mas porque Gandalf dio unos pasos atrás, rompiéndoselas al tener la pata metida. Aprovechó ese pequeño instante para untarse saliva y tomar aire. En eso la otra pata pisó y se atoró en su leve vestido veraniego, de coloridas líneas horizontales y estilo sesentero, haciendo un agujero en él. La ahora hilacha sólo tenia un par de puestas y tendría ya que deshacerse de ella, pero sólo lo pensó por un momento, porque el pistoneo del báculo del perro ya ...