Las confidencias de Lourdes
Fecha: 24/05/2018,
Categorías:
Infidelidad
Dominación
Autor: solotulosabes, Fuente: CuentoRelatos
... que se tiene que apañar con la manito. A ver, déjamela ver. ¡¡¡Si ya tienes callos!!! - Eres una capulla, venga cuenta o te dejo aquí plantada. - Vale, no me meto más contigo. ¿Te acuerdas que te hable de un matrimonio amigos nuestros Carmen y Javier? - Creo que me tienes hablado de ellos, un matrimonio con el que soléis quedar a cenar. - Si, ella es insufrible y el un tipo anodino que suele ir con Víctor al futbol. Recordé alguna anécdota que me había contado sobre aquel matrimonio. Ella era una señora presumida y dominante, que no paraba de hablar y juzgar a los demás, sus conversaciones solían girar entornó a que el resto del mundo era una pandilla de vagos y analfabetos, salvo ella y sus maravillosos hijos. Había aprobado unas oposiciones de con 28 años y al año siguiente se casó con Paco, un tipo anodino que trabajaba en un banco y cuya vida giraba en torno al futbol. A Carmen le gustaba ser la protagonista y cuando Javier quería decir algo, en seguida lo cortaba y él se callaba. Víctor, el marido de Lourdes, le tenía aprecio ya que era una buena persona, así que de vez en cuando la convencía para quedar con ellos, no es que le entusiasmará pero le hacía gracia aquella pareja. El típico señor de 50 años con un poco de barriga que de joven debió tener cierto atractivo, y ella la señorona vestida con un conjunto de falda y chaqueta de Cortefiel de hace 7 temporadas adornado por un collar de perlas que llevaba a todo evento social. - Me folle a Jaime - ¿Qué? ¿Cómo que te ...
... lo follaste? ¿Cuándo? - jajaja, con calma salido ¿tienes prisa?, hoy Víctor no está así que te lo puedo contar con calma. - Eres un peligro con tetas Lourdes Jajaja - Bueno cállate, pide otro albariño y te cuento El Common People de Pulp comenzó a sonar, me pareció ver un brillo de lujuria en sus ojos cuando le dio un sorbo a su copa de vino. A veces creo que contarnos nuestros rollos, era nuestra forma de follar y evitar que nuestra amistad se rompiese por un mal polvo. Yo estaba impaciente que me contase su historia, ella lo sabía y le gustaba ver mi cara de vicioso impaciente. Hacia dos fines de semana Carmen y su marido organizaron una cena en su casa con la disculpa de un partido de futbol, así que no me quedo más remedio que ir. Además de nosotros, vino también otro matrimonio de la pandilla del futbol con los que tengo menos relación. Así que ya te imaginas el panorama, los tres sentados viendo el partido y nosotras sirviendo ganchitos. Carmen le encantaba este tipo de reuniones, como decía ella mientras los chicos ven el partido nosotras podemos hablar de nuestras cosas, de echo durante futbol era el único momento en que dejaba a su marido en paz y ella parecía una esposa sumisa, después volvía a ser la sargento que solía ser. A mi aquello me aburría, lo hacía por Víctor ya que él también se tragaba algún tostón mío. Así que allí estaba yo, sirviendo patatas fritas, cortezas, aperitivos y cervezas frías a los tres machotes de la casa y haciendo cariñitos a mi marido. ...